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Tributo a Gustavo Gutiérrez; homenaje por partida doble

Fuente: ElEspacio.com.co | Fecha: 2013-04-02 | Visitas: 5424

Tributo a Gustavo Gutiérrez; homenaje por partida doble

Dos merecidos homenajes: uno del Festival de la Leyenda Vallenata en su versión 46 (del 26 al 30 de abril de 2013) y otro del joven y virtuoso intérprete cartagenero Andrés Ariza Villazón: ‘Tributo a Gustavo Gutiérrez’, acompañado de los mejores exponentes del acordeón, son lo que recibe el consagrado compositor y vocalista valduparense, más conocido como ‘el Poeta’, con más de cien páginas de su autoría interpretadas por fecundos pilares del folclore.
Gustavo Gutiérrez Cabello, pluma romántica, prolífica y de amplia recordación, habló con El Espacio.
¿Qué recuerda de la casa paterna de Valledupar, que quedaba justo al frente de la capilla de Santo Ecce Homo?
“Ahí transcurrió mi niñez, recuerdo las procesiones de Semana Santa, la alegría y el colorido de la Navidad. Asistía a todas esas celebraciones religiosas”.
¿Fue acólito?
“No, pero sí permanecía en la iglesia, porque sentía mucho respeto por las imágenes y la fe”.
¿Todavía guarda ese fervor?
“No con la misma intensidad, empezando porque hace años me mudé de la casa que quedaba frente a la parroquia”.
¿Cómo recuerda los primeros años del Festival de la Leyenda Vallenata, cuando su casa estaba ubicada a media cuadra de la plaza Alfonso López?
“Los viví con mucha intensidad y los añoro por el sabor a pueblo que tenían. Eran unos festivales donde había muchas barras con sus respectivas pancartas para avivar a los acordeoneros. Una competencia muy bonita”.
¿A qué edad descubrió la magia y la belleza del fuelle?
“Un poco tarde, a los 20 años. Es que el caso mío es diferente. Yo empecé tocando el acordeón piano, fui el primero en la historia del vallenato que grabó con este instrumento. Grabé dos ‘longplays’ con Bovea y sus Vallenatos, grabé cinco con canciones de mi autoría y uno con el ‘Turco Gil’, acompañando al baladista argentino Leo Dan, el único que se conoce de él cantando vallenatos”.
¿Ahí aparece su primer tema como compositor: ‘Confidencias’?
“‘Confidencias’ lo grabó Alfredo Gutiérrez, en la misma época en que La Billo’s Caracas Boys me grabó ‘La espina’. Como también lo hizo Pacho Galán con el mencionado tema, con ‘Suspiros del alma’ y ‘Morenita’”.
¿A quién le heredó esa virtud del poeta vallenato que ha sido usted durante 50 años de carrera?
“Eso viene de la vocación de mi padre Evaristo Gutiérrez, que era músico; interpretaba violín y piano, sin ser un fervoroso seguidor del folclore”.
En los primeros años de su periplo como compositor, ¿qué vallenatos le llegaban de otras tierras?
“Esas otras tierras de las que usted habla se pueden agrupar en el Magdalena Grande, porque todavía no estaba constituido como el César, como departamento”.
¿En qué año escribió ‘Confidencias’?
“En septiembre de 1963”.
¿Y quién se la inspiró?
“Un desengaño amoroso”.
¿A qué edad?
“A los 23”.
¿Ya estaba en Bogotá?
“Sí, llevaba tiempo en Bogotá porque por razones familiares yo estudié parte del bachillerato en Medellín, otra en la capital, lo mismo que mi carrera de Administración de Empresas, en la Escuela de Administración de Negocios”.
¿Y qué se le pegó de la cultura cachaca en esa época?
“Primero que todo el frío: los abrigos de botones grandes, los chalecos de alpaca, la infaltable sombrilla y el tinto a cada rato. Muy distinto de lo que Bogotá es ahora”.
¿Cómo fueron sus primeros encuentros con Rafael Escalona?
“Ha sido el compositor más cercano a mi vida, amigo de mi papá, hombre de eternas tertulias alrededor de la plaza Alfonso López, en tiempo de Festival, en la casa de Hernando Molina. Allá llegaban Álvaro Cepeda Samudio, Gabriel García Márquez, Hernando Giraldo, Miguel Santamaría Dávila, Manuel Zapata Olivella. Cómo no recordar esas parrandas acompañadas de ‘Colacho’ Mendoza, los hermanos Pavajeau y la guitarra de Huges Martínez”.
¿Cómo recuerda a Escalona?
“Como el gran cronista caribe de la época, incomparable tanto en su virtud como en su quehacer prolífico. Gran amigo, estimable en su personalidad, influyó en mi inspiración y como modelo para escribir melodías. A él y a Tobías Enrique Pumarejo Gutiérrez, pariente mío, autor de ‘Callate corazón’, ‘Mírame’ y ‘En vísperas de Año Nuevo’”.
De las más de cien melodías que usted ha participado al folclore vallenato, ¿puede nombrar diez de su mayor arraigo y sentimiento?
“Desde luego: ‘Confidencias’, ‘Camino largo’, ‘Paisaje de sol’, ‘Parrandas inolvidables’, ‘Así fue mi querer’, ‘El perdón’, ‘Sin medir distancias’, ‘El cariño de mi pueblo’, ‘Mi niño se creció’ y ‘Calma mi melancolía’”.
¿De qué año es su álbum ‘Canciones que son amores’, donde ejecuta el acordeón piano y canta?
“De 1998 y es una grabación independiente. Ese trabajo lo hice auspiciado por la Casa de la Cultura de Valledupar. Salieron 2 mil copias y no me quedó ni la mía”.
Bueno, pero el próximo miércoles 3 de abril, un joven y talentoso intérprete cartaganero, Andrés Ariza Villazón, le hace un bonito homenaje, ‘Tributo a Gustavo Gutiérrez’, preámbulo al gran homenaje que le rinde este año el Festival de la Leyenda Vallenata. ¿Qué opinión le merece este disco?
“Primero que todo lo recomiendo a los aficionados al vallenato romántico, porque mantiene la fidelidad y el estilo de mis canciones. Me sorprendió, a pesar de su juventud (apenas tiene 17 años), la manera profesional con que canta, como si se tratara de un veterano. Me agradó el timbre de su voz y le auguro un futuro promisorio”.
¿Qué letras le impresionaron más de este álbum?
“Todas, me llamó la atención el vigor y la alegría que le impregnaron sus acordeoneros, entre ellos, ‘El Pangue’ Maestre, ‘El Cocha’ Molina, Beto Villa y Juan José Granados”.
¿Cómo toma este homenaje del Festival?
“Estoy muy complacido, emocionado, porque es el más grande homenaje que puede recibir en Colombia un artista vallenato. Desde el día en que me hicieron la notificación, hace diez meses, no han parado las celebraciones, los afiches, las entrevistas en medios y la alegría de mi familia, de mi mujer Jenny Armenta, y de mis cuatro hijos: Evaristo Raúl, Enrique José, Gustavo José y Jaime Daniel”.
¿Qué es lo último que ha compuesto?
“Las dos más recientes son: ‘A un ladito del camino’ y ‘No piso más’”.
¿Cuánto hace que no se baña en el Guatapurí?
“Por lo menos 20 años”.
¿Y ese emblemático río de cuántos amores suyos da cuenta?
“De muchos, y no necesariamente de novias sino del gran amor que toda mi vida he profesado por mi tierra”.

Fuente: ElEspacio.com.co

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Tributo a Gustavo Gutiérrez; homenaje por partida doble

Dos merecidos homenajes: uno del Festival de la Leyenda Vallenata en su versión 46 (del 26 al 30 de abril de 2013) y otro del joven y virtuoso intérprete cartagenero Andrés Ariza Villazón: ‘Tributo a Gustavo Gutiérrez’, acompañado de los mejores exponentes del acordeón, son lo que recibe el consagrado compositor y vocalista valduparense, más conocido como ‘el Poeta’, con más de cien páginas de su autoría interpretadas por fecundos pilares del folclore.
Gustavo Gutiérrez Cabello, pluma romántica, prolífica y de amplia recordación, habló con El Espacio.
¿Qué recuerda de la casa paterna de Valledupar, que quedaba justo al frente de la capilla de Santo Ecce Homo?
“Ahí transcurrió mi niñez, recuerdo las procesiones de Semana Santa, la alegría y el colorido de la Navidad. Asistía a todas esas celebraciones religiosas”.
¿Fue acólito?
“No, pero sí permanecía en la iglesia, porque sentía mucho respeto por las imágenes y la fe”.
¿Todavía guarda ese fervor?
“No con la misma intensidad, empezando porque hace años me mudé de la casa que quedaba frente a la parroquia”.
¿Cómo recuerda los primeros años del Festival de la Leyenda Vallenata, cuando su casa estaba ubicada a media cuadra de la plaza Alfonso López?
“Los viví con mucha intensidad y los añoro por el sabor a pueblo que tenían. Eran unos festivales donde había muchas barras con sus respectivas pancartas para avivar a los acordeoneros. Una competencia muy bonita”.
¿A qué edad descubrió la magia y la belleza del fuelle?
“Un poco tarde, a los 20 años. Es que el caso mío es diferente. Yo empecé tocando el acordeón piano, fui el primero en la historia del vallenato que grabó con este instrumento. Grabé dos ‘longplays’ con Bovea y sus Vallenatos, grabé cinco con canciones de mi autoría y uno con el ‘Turco Gil’, acompañando al baladista argentino Leo Dan, el único que se conoce de él cantando vallenatos”.
¿Ahí aparece su primer tema como compositor: ‘Confidencias’?
“‘Confidencias’ lo grabó Alfredo Gutiérrez, en la misma época en que La Billo’s Caracas Boys me grabó ‘La espina’. Como también lo hizo Pacho Galán con el mencionado tema, con ‘Suspiros del alma’ y ‘Morenita’”.
¿A quién le heredó esa virtud del poeta vallenato que ha sido usted durante 50 años de carrera?
“Eso viene de la vocación de mi padre Evaristo Gutiérrez, que era músico; interpretaba violín y piano, sin ser un fervoroso seguidor del folclore”.
En los primeros años de su periplo como compositor, ¿qué vallenatos le llegaban de otras tierras?
“Esas otras tierras de las que usted habla se pueden agrupar en el Magdalena Grande, porque todavía no estaba constituido como el César, como departamento”.
¿En qué año escribió ‘Confidencias’?
“En septiembre de 1963”.
¿Y quién se la inspiró?
“Un desengaño amoroso”.
¿A qué edad?
“A los 23”.
¿Ya estaba en Bogotá?
“Sí, llevaba tiempo en Bogotá porque por razones familiares yo estudié parte del bachillerato en Medellín, otra en la capital, lo mismo que mi carrera de Administración de Empresas, en la Escuela de Administración de Negocios”.
¿Y qué se le pegó de la cultura cachaca en esa época?
“Primero que todo el frío: los abrigos de botones grandes, los chalecos de alpaca, la infaltable sombrilla y el tinto a cada rato. Muy distinto de lo que Bogotá es ahora”.
¿Cómo fueron sus primeros encuentros con Rafael Escalona?
“Ha sido el compositor más cercano a mi vida, amigo de mi papá, hombre de eternas tertulias alrededor de la plaza Alfonso López, en tiempo de Festival, en la casa de Hernando Molina. Allá llegaban Álvaro Cepeda Samudio, Gabriel García Márquez, Hernando Giraldo, Miguel Santamaría Dávila, Manuel Zapata Olivella. Cómo no recordar esas parrandas acompañadas de ‘Colacho’ Mendoza, los hermanos Pavajeau y la guitarra de Huges Martínez”.
¿Cómo recuerda a Escalona?
“Como el gran cronista caribe de la época, incomparable tanto en su virtud como en su quehacer prolífico. Gran amigo, estimable en su personalidad, influyó en mi inspiración y como modelo para escribir melodías. A él y a Tobías Enrique Pumarejo Gutiérrez, pariente mío, autor de ‘Callate corazón’, ‘Mírame’ y ‘En vísperas de Año Nuevo’”.
De las más de cien melodías que usted ha participado al folclore vallenato, ¿puede nombrar diez de su mayor arraigo y sentimiento?
“Desde luego: ‘Confidencias’, ‘Camino largo’, ‘Paisaje de sol’, ‘Parrandas inolvidables’, ‘Así fue mi querer’, ‘El perdón’, ‘Sin medir distancias’, ‘El cariño de mi pueblo’, ‘Mi niño se creció’ y ‘Calma mi melancolía’”.
¿De qué año es su álbum ‘Canciones que son amores’, donde ejecuta el acordeón piano y canta?
“De 1998 y es una grabación independiente. Ese trabajo lo hice auspiciado por la Casa de la Cultura de Valledupar. Salieron 2 mil copias y no me quedó ni la mía”.
Bueno, pero el próximo miércoles 3 de abril, un joven y talentoso intérprete cartaganero, Andrés Ariza Villazón, le hace un bonito homenaje, ‘Tributo a Gustavo Gutiérrez’, preámbulo al gran homenaje que le rinde este año el Festival de la Leyenda Vallenata. ¿Qué opinión le merece este disco?
“Primero que todo lo recomiendo a los aficionados al vallenato romántico, porque mantiene la fidelidad y el estilo de mis canciones. Me sorprendió, a pesar de su juventud (apenas tiene 17 años), la manera profesional con que canta, como si se tratara de un veterano. Me agradó el timbre de su voz y le auguro un futuro promisorio”.
¿Qué letras le impresionaron más de este álbum?
“Todas, me llamó la atención el vigor y la alegría que le impregnaron sus acordeoneros, entre ellos, ‘El Pangue’ Maestre, ‘El Cocha’ Molina, Beto Villa y Juan José Granados”.
¿Cómo toma este homenaje del Festival?
“Estoy muy complacido, emocionado, porque es el más grande homenaje que puede recibir en Colombia un artista vallenato. Desde el día en que me hicieron la notificación, hace diez meses, no han parado las celebraciones, los afiches, las entrevistas en medios y la alegría de mi familia, de mi mujer Jenny Armenta, y de mis cuatro hijos: Evaristo Raúl, Enrique José, Gustavo José y Jaime Daniel”.
¿Qué es lo último que ha compuesto?
“Las dos más recientes son: ‘A un ladito del camino’ y ‘No piso más’”.
¿Cuánto hace que no se baña en el Guatapurí?
“Por lo menos 20 años”.
¿Y ese emblemático río de cuántos amores suyos da cuenta?
“De muchos, y no necesariamente de novias sino del gran amor que toda mi vida he profesado por mi tierra”.

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Tributo a Gustavo Gutiérrez; homenaje por partida doble

Fuente: ElEspacio.com.co | Fecha: 2013-04-02 | Visitas: 5424

Tributo a Gustavo Gutiérrez; homenaje por partida doble

Dos merecidos homenajes: uno del Festival de la Leyenda Vallenata en su versión 46 (del 26 al 30 de abril de 2013) y otro del joven y virtuoso intérprete cartagenero Andrés Ariza Villazón: ‘Tributo a Gustavo Gutiérrez’, acompañado de los mejores exponentes del acordeón, son lo que recibe el consagrado compositor y vocalista valduparense, más conocido como ‘el Poeta’, con más de cien páginas de su autoría interpretadas por fecundos pilares del folclore.
Gustavo Gutiérrez Cabello, pluma romántica, prolífica y de amplia recordación, habló con El Espacio.
¿Qué recuerda de la casa paterna de Valledupar, que quedaba justo al frente de la capilla de Santo Ecce Homo?
“Ahí transcurrió mi niñez, recuerdo las procesiones de Semana Santa, la alegría y el colorido de la Navidad. Asistía a todas esas celebraciones religiosas”.
¿Fue acólito?
“No, pero sí permanecía en la iglesia, porque sentía mucho respeto por las imágenes y la fe”.
¿Todavía guarda ese fervor?
“No con la misma intensidad, empezando porque hace años me mudé de la casa que quedaba frente a la parroquia”.
¿Cómo recuerda los primeros años del Festival de la Leyenda Vallenata, cuando su casa estaba ubicada a media cuadra de la plaza Alfonso López?
“Los viví con mucha intensidad y los añoro por el sabor a pueblo que tenían. Eran unos festivales donde había muchas barras con sus respectivas pancartas para avivar a los acordeoneros. Una competencia muy bonita”.
¿A qué edad descubrió la magia y la belleza del fuelle?
“Un poco tarde, a los 20 años. Es que el caso mío es diferente. Yo empecé tocando el acordeón piano, fui el primero en la historia del vallenato que grabó con este instrumento. Grabé dos ‘longplays’ con Bovea y sus Vallenatos, grabé cinco con canciones de mi autoría y uno con el ‘Turco Gil’, acompañando al baladista argentino Leo Dan, el único que se conoce de él cantando vallenatos”.
¿Ahí aparece su primer tema como compositor: ‘Confidencias’?
“‘Confidencias’ lo grabó Alfredo Gutiérrez, en la misma época en que La Billo’s Caracas Boys me grabó ‘La espina’. Como también lo hizo Pacho Galán con el mencionado tema, con ‘Suspiros del alma’ y ‘Morenita’”.
¿A quién le heredó esa virtud del poeta vallenato que ha sido usted durante 50 años de carrera?
“Eso viene de la vocación de mi padre Evaristo Gutiérrez, que era músico; interpretaba violín y piano, sin ser un fervoroso seguidor del folclore”.
En los primeros años de su periplo como compositor, ¿qué vallenatos le llegaban de otras tierras?
“Esas otras tierras de las que usted habla se pueden agrupar en el Magdalena Grande, porque todavía no estaba constituido como el César, como departamento”.
¿En qué año escribió ‘Confidencias’?
“En septiembre de 1963”.
¿Y quién se la inspiró?
“Un desengaño amoroso”.
¿A qué edad?
“A los 23”.
¿Ya estaba en Bogotá?
“Sí, llevaba tiempo en Bogotá porque por razones familiares yo estudié parte del bachillerato en Medellín, otra en la capital, lo mismo que mi carrera de Administración de Empresas, en la Escuela de Administración de Negocios”.
¿Y qué se le pegó de la cultura cachaca en esa época?
“Primero que todo el frío: los abrigos de botones grandes, los chalecos de alpaca, la infaltable sombrilla y el tinto a cada rato. Muy distinto de lo que Bogotá es ahora”.
¿Cómo fueron sus primeros encuentros con Rafael Escalona?
“Ha sido el compositor más cercano a mi vida, amigo de mi papá, hombre de eternas tertulias alrededor de la plaza Alfonso López, en tiempo de Festival, en la casa de Hernando Molina. Allá llegaban Álvaro Cepeda Samudio, Gabriel García Márquez, Hernando Giraldo, Miguel Santamaría Dávila, Manuel Zapata Olivella. Cómo no recordar esas parrandas acompañadas de ‘Colacho’ Mendoza, los hermanos Pavajeau y la guitarra de Huges Martínez”.
¿Cómo recuerda a Escalona?
“Como el gran cronista caribe de la época, incomparable tanto en su virtud como en su quehacer prolífico. Gran amigo, estimable en su personalidad, influyó en mi inspiración y como modelo para escribir melodías. A él y a Tobías Enrique Pumarejo Gutiérrez, pariente mío, autor de ‘Callate corazón’, ‘Mírame’ y ‘En vísperas de Año Nuevo’”.
De las más de cien melodías que usted ha participado al folclore vallenato, ¿puede nombrar diez de su mayor arraigo y sentimiento?
“Desde luego: ‘Confidencias’, ‘Camino largo’, ‘Paisaje de sol’, ‘Parrandas inolvidables’, ‘Así fue mi querer’, ‘El perdón’, ‘Sin medir distancias’, ‘El cariño de mi pueblo’, ‘Mi niño se creció’ y ‘Calma mi melancolía’”.
¿De qué año es su álbum ‘Canciones que son amores’, donde ejecuta el acordeón piano y canta?
“De 1998 y es una grabación independiente. Ese trabajo lo hice auspiciado por la Casa de la Cultura de Valledupar. Salieron 2 mil copias y no me quedó ni la mía”.
Bueno, pero el próximo miércoles 3 de abril, un joven y talentoso intérprete cartaganero, Andrés Ariza Villazón, le hace un bonito homenaje, ‘Tributo a Gustavo Gutiérrez’, preámbulo al gran homenaje que le rinde este año el Festival de la Leyenda Vallenata. ¿Qué opinión le merece este disco?
“Primero que todo lo recomiendo a los aficionados al vallenato romántico, porque mantiene la fidelidad y el estilo de mis canciones. Me sorprendió, a pesar de su juventud (apenas tiene 17 años), la manera profesional con que canta, como si se tratara de un veterano. Me agradó el timbre de su voz y le auguro un futuro promisorio”.
¿Qué letras le impresionaron más de este álbum?
“Todas, me llamó la atención el vigor y la alegría que le impregnaron sus acordeoneros, entre ellos, ‘El Pangue’ Maestre, ‘El Cocha’ Molina, Beto Villa y Juan José Granados”.
¿Cómo toma este homenaje del Festival?
“Estoy muy complacido, emocionado, porque es el más grande homenaje que puede recibir en Colombia un artista vallenato. Desde el día en que me hicieron la notificación, hace diez meses, no han parado las celebraciones, los afiches, las entrevistas en medios y la alegría de mi familia, de mi mujer Jenny Armenta, y de mis cuatro hijos: Evaristo Raúl, Enrique José, Gustavo José y Jaime Daniel”.
¿Qué es lo último que ha compuesto?
“Las dos más recientes son: ‘A un ladito del camino’ y ‘No piso más’”.
¿Cuánto hace que no se baña en el Guatapurí?
“Por lo menos 20 años”.
¿Y ese emblemático río de cuántos amores suyos da cuenta?
“De muchos, y no necesariamente de novias sino del gran amor que toda mi vida he profesado por mi tierra”.

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