La producción ilegal de discos compactos es de tal magnitud en Colombia que muchos cantantes se han visto obligados a falsificar sus propias producciones para poder vivir de su música, denunció este jueves la prensa local.

Según cifras de la Asociación de Productores e Industriales Fonográficos de Colombia (Asincol), citadas este jueves por el diario El Tiempo, de los 20 millones de discos compactos que cada año compran los colombianos 13 son ilegales, lo que hace que el panorama del disco legal sea "desolador".

Si bien estrellas de la fama de Shakira, Carlos Vives, Juanes o Cabas tienen garantizadas sus ganancias por la cantidad de copias que venden en el exterior, sus ingresos también se ven afectados ante el auge de la piratería.

Cientos de miles de discos se venden cada día en las calles colombianas, a un mucho menor precio de su costo original. Mientras un CD de Shakira cuesta en las discotiendas cerca de 35.000 pesos (12 dólares), una compilación completa de su obra se encuentra en el mercado pirata por 3.000 (1 dólar).

Por esta situación y para poder sobrevivir de su trabajo, muchos cantantes nuevos decidieron crear versiones piratas de sus propias obras y las ofrecen directamente al público.

Así, no es raro que los artistas de relativa fama o cantantes folclóricos lleven consigo copias ilegítimas de sus trabajos que les han grabado las disqueras o entidades estatales de fomento de la cultura para ofrecerlas a precios muy bajos.

"En vista de que a las disqueras sólo les interesa el vallenato comercial, nos tocó encargarnos de grabar y vender nuestros trabajos", explica el cantautor y productor Jhon Jairo Claro, quien hace 8 años ganó el más importante festival de música colombiana.

Según las autoridades, el centro del mercado ilegal de discos es Medellín (400 km al noroeste de Bogotá) donde opera una mafia conformada por dos o tres copiadores a gran escala que surte de cientos de miles de copias piratas a todo el país.

La producción ilegal de discos compactos es de tal magnitud en Colombia que muchos cantantes se han visto obligados a falsificar sus propias producciones para poder vivir de su música, denunció este jueves la prensa local.

Según cifras de la Asociación de Productores e Industriales Fonográficos de Colombia (Asincol), citadas este jueves por el diario El Tiempo, de los 20 millones de discos compactos que cada año compran los colombianos 13 son ilegales, lo que hace que el panorama del disco legal sea "desolador".

Si bien estrellas de la fama de Shakira, Carlos Vives, Juanes o Cabas tienen garantizadas sus ganancias por la cantidad de copias que venden en el exterior, sus ingresos también se ven afectados ante el auge de la piratería.

Cientos de miles de discos se venden cada día en las calles colombianas, a un mucho menor precio de su costo original. Mientras un CD de Shakira cuesta en las discotiendas cerca de 35.000 pesos (12 dólares), una compilación completa de su obra se encuentra en el mercado pirata por 3.000 (1 dólar).

Por esta situación y para poder sobrevivir de su trabajo, muchos cantantes nuevos decidieron crear versiones piratas de sus propias obras y las ofrecen directamente al público.

Así, no es raro que los artistas de relativa fama o cantantes folclóricos lleven consigo copias ilegítimas de sus trabajos que les han grabado las disqueras o entidades estatales de fomento de la cultura para ofrecerlas a precios muy bajos.

"En vista de que a las disqueras sólo les interesa el vallenato comercial, nos tocó encargarnos de grabar y vender nuestros trabajos", explica el cantautor y productor Jhon Jairo Claro, quien hace 8 años ganó el más importante festival de música colombiana.

Según las autoridades, el centro del mercado ilegal de discos es Medellín (400 km al noroeste de Bogotá) donde opera una mafia conformada por dos o tres copiadores a gran escala que surte de cientos de miles de copias piratas a todo el país.