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VolverConozca qué hay detrás de los saludos y las dedicatorias en las canciones vallenatas
Fuente: El Tiempo | Fecha: 2004-09-06 | Visitas: 15261
Muchos han tarareado los nombres de Kelly Johana, Andrés Lopera y sus hijos, Javier Fernández Maestre e Iván Andrés Calderón.
Pero sólo los conocedores saben de su relación con el rítmo colombiano. Cantantes como Diomedes Díaz, Rafael Orozco y Jorge Oñate los mencionaron una o varias veces en sus canciones, como parte de una tradición que quizá tenga freno a la hora de exportar el género.
Carlos Vives ya no saluda. Jorge Celedón, Nelson Velásquez (ex Los Inquietos) y Eibar Gutiérrez, de la nueva generación vallenata, se niegan a volver a saludar en sus canciones. En sus discos no se encontrará, colado en medio de las estrofas, ese llamado a sus compadres, benefactores, médicos de cabecera, hijos de locutores y buscasaludos.
En cambio, hubo artistas de la vieja guardia que intentaron suprimir el saludo y tuvieron que recuperar su tradición. En el mundo vallenato crece la leyenda sobre el álbum de Los Zuleta (hace unos cinco años) en el que Poncho no mencionó a nadie y, como una maldición, al disco le fue mal. En consecuencia: Poncho no dejará de saludar en sus producciones. Lo mismo le pasó al Binomio de Oro de América. Y dicen que por eso 'El Desafío', de Iván Villazón, no gustó tanto en el norte de Colombia.
"Esto de los saludos se lleva en la sangre -dice Tito Bornachera, conductor de la alcaldía de Valledupar, cuya segunda ocupación parece ser la de cazasaludos-. Por allá en los tiempos de Gabriel García Márquez y Rafael Escalona, un cantante se brindaba a la parranda y en medio de una canción, le echaba una flor, al dueño del festejo. Y el hombre se encapotaba, se sentía como si estuviera dentro del conjunto. Consuelo Araujonoguera incitaba a Escalona a saludar a tal o cual en las parrandas".
Después, los saludos se colaron en las grabaciones y empezaron a comercializarse. En la época de los 'marimberos', años 70, un saludo podía equivaler a una camioneta. Ahora, los más saludados son los locutores.
No quieren que los saluden
Javier Fernández Maestre, director de 'Olímpica Estéreo' Valledupar, pide que no lo saluden más. Quince años atrás "soñaba con un saludito, así como sueña todo el mundo", dice. Y hubo un artista que le negó el favor de saludar a su hijo. Ahora que sobran las dedicatorias para su familia en las canciones, Fernández es de los pocos que merodean los estudios para pedir que borren su nombre de las grabaciones.
Si alguien se hizo famoso a punta de dedicatorias en las canciones -junto con sus hijos- fue Andrés Lopera. Mientras fue director de Olímpica, en Bogotá, los artistas lo tenían en cuenta en sus grabaciones. En cuanto salió de la radio, nadie volvió a mencionarlo.
Alí Guerrero, director de la emisora 'La Reina', de Barranquilla, explica que "ser saludado en la Costa es cuestión de 'caché', de importancia. Las personas se sienten más populares y famosas mientras más cotizado sea el artista. Y a más fama del artista, más caro el saludo si hay que pagarlo".
Los saludadores
Saludan más los artistas nuevos en aras de congraciarse con todo el que beneficie su carrera en ascenso. Un artista vallenato en grabación atrae como la miel un panal de cazasaludos. "Cuando grabé el primer disco se me presentó un combo de gente -recuerda Penchy Castro-. Les dije que de cuando acá eran mis amigos y aún así no se iban. Me tocó salir del estudio, decir que no iba más ese día y volver a los 15 minutos".
En los estudios hay listas extensas de posibles destinatarios. El cantante trae sus candidatos. El acordeonero hace lo propio. Se suman la lista del dueño del grupo, la del señor de la disquera, las de los músicos y las de los parientes de todos buscando un lugar entre el solo de acordeón para los amigos. La demanda es tal que hay quien recuerda peleas en las que cantante y acordeonero casi se van a los puños por defender sus listados.
Aún así, siempre quedan mal con alguien. Penchy lo vivió en carne propia. Olvidó saludar algunos amigos en su segundo disco y aún carga con su resentimiento. Hay consenso de expertos: los mejores saludos los hacen Diomedes Díaz, Jorge Oñate y Poncho Zuleta. ¿Y los más saludadores? El Binomio de Oro y Los Diablitos. En Codiscos todavía recuerdan que la agrupación de Omar Geles hizo caber hasta 30 menciones en una sola canción.
Los que no saludan
"Necesito que me saludes en tu disco y si no lo haces, atente a las consecuencias". Una advertencia así -cuenta Fernández- hizo que Jorge Celedón ('¡Ay hombe!') optara por no saludar a nadie. Pero Celedón dice que, simplemente, no le gusta saludar. Sus giras por Estados Unidos y Europa le han dado una razón más para prescindir de las dedicatorias. "A la gente de fuera le molestan -explica-. No saben que el vallenato nació con eso y que hace parte de la canción. Nosotros no lo hacemos porque creemos que satura las grabaciones".
'El Inquieto' Nelson Velásquez, dice que al principio quiso mantener el significado amistoso del saludo en sus discos. Pero se aburrió de que le preguntaran cuánto cobraba por eso. Le contestaba a la gente que el suyo era un conjunto musical, no una compañía de publicidad. "Hace cinco años que Los Inquietos no saludaban -explicó-. Fuimos los primeros en dejarlo. No le veíamos gracia. Imagínate que estás bailando bacano una canción romántica y de pronto: "¡Saludo a Fulano de Tal allá en Montería!". No iba con nuestro estilo".
Carlos Vives saludó en los discos de 'Escalona' y ni más. Pero no cerró la puerta a la posibilidad de volver a lanzar dedicatorias. "Los saludos funcionan bien en la proyección tradicional del vallenato -dice-. Una vez que rompí con el esquema tradicional, sentí que muchas cosas no cabían. Si yo mañana hago clásicos, de pronto vuelvo a saludar. Pero eso sí, no serán saludos lambones".
Los cazasaludos
Alguna vez, un buscasaludos de Valledupar esperaba un CD del Binomio de Oro, porque creía que había uno dedicatoria para él. Por eso, comenzó a pintar murales promocionales del grupo por la ciudad. Pero escuchó las canciones un día antes del lanzamiento y al no hallar su nombre, brocha en mano, borró los murales que había pintado. "También tenía un festejo con 'pickup' en un barrio -recuerda Fernández- y no le importó ver a sus amigos, lo fue cancelando".
Así son los buscasaludos. Cuando en Valledupar sale un disco, la gente está más pendiente de los nombres que aparecen en las canciones, que de la música. Y pintan murales, compran cajas enteras del CD o mandan a hacer camisetas con la estampa del músico.
Aunque perdió la cuenta de las veces que lo han saludado (dice aparecer en más de 1.500 canciones). Tito Bornachera recuerda que el Binomio de Oro le hizo su primer saludo, hace cerca de 10 años. De la alegría, se gastó un millón de pesos en una fiesta de lanzamiento. "Para mí esto es especial -agrega-. Si uno se monta en un bus o va caminando, la gente dice: "Mira, ese es Tito Bornachera", porque han oído mi nombre en una canción. Uno se siente contento, le cambia la mañanita".
Bornachera es de los que mandan pintar murales. "Me ha tocado alquilar las paredes y las vallas -cuenta-. Me gusta poner murales donde pasen 200 mil carros diarios. Eso sale de mi bolsillo. Es como si me hicieras un favor a mí y yo quedo pensando: 'Me hizo un favor y yo cómo me desquito'. Pues, te hago un favor más grande del que tú me hiciste. Cuando me saludan y no hago nada, me siento mal. No duermo, ni siquiera soy capaz de oír el disco, porque tengo que hacer alguna cosa para que el artista diga: 'Tito se portó bien'".
LILIANA MARTÍNEZ POLO
Redactora de EL TIEMPO
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Conozca qué hay detrás de los saludos y las dedicatorias en las canciones vallenatas
Fuente: El Tiempo | Fecha: 2004-09-06 | Visitas: 15261
Muchos han tarareado los nombres de Kelly Johana, Andrés Lopera y sus hijos, Javier Fernández Maestre e Iván Andrés Calderón.
Pero sólo los conocedores saben de su relación con el rítmo colombiano. Cantantes como Diomedes Díaz, Rafael Orozco y Jorge Oñate los mencionaron una o varias veces en sus canciones, como parte de una tradición que quizá tenga freno a la hora de exportar el género.
Carlos Vives ya no saluda. Jorge Celedón, Nelson Velásquez (ex Los Inquietos) y Eibar Gutiérrez, de la nueva generación vallenata, se niegan a volver a saludar en sus canciones. En sus discos no se encontrará, colado en medio de las estrofas, ese llamado a sus compadres, benefactores, médicos de cabecera, hijos de locutores y buscasaludos.
En cambio, hubo artistas de la vieja guardia que intentaron suprimir el saludo y tuvieron que recuperar su tradición. En el mundo vallenato crece la leyenda sobre el álbum de Los Zuleta (hace unos cinco años) en el que Poncho no mencionó a nadie y, como una maldición, al disco le fue mal. En consecuencia: Poncho no dejará de saludar en sus producciones. Lo mismo le pasó al Binomio de Oro de América. Y dicen que por eso 'El Desafío', de Iván Villazón, no gustó tanto en el norte de Colombia.
"Esto de los saludos se lleva en la sangre -dice Tito Bornachera, conductor de la alcaldía de Valledupar, cuya segunda ocupación parece ser la de cazasaludos-. Por allá en los tiempos de Gabriel García Márquez y Rafael Escalona, un cantante se brindaba a la parranda y en medio de una canción, le echaba una flor, al dueño del festejo. Y el hombre se encapotaba, se sentía como si estuviera dentro del conjunto. Consuelo Araujonoguera incitaba a Escalona a saludar a tal o cual en las parrandas".
Después, los saludos se colaron en las grabaciones y empezaron a comercializarse. En la época de los 'marimberos', años 70, un saludo podía equivaler a una camioneta. Ahora, los más saludados son los locutores.
No quieren que los saluden
Javier Fernández Maestre, director de 'Olímpica Estéreo' Valledupar, pide que no lo saluden más. Quince años atrás "soñaba con un saludito, así como sueña todo el mundo", dice. Y hubo un artista que le negó el favor de saludar a su hijo. Ahora que sobran las dedicatorias para su familia en las canciones, Fernández es de los pocos que merodean los estudios para pedir que borren su nombre de las grabaciones.
Si alguien se hizo famoso a punta de dedicatorias en las canciones -junto con sus hijos- fue Andrés Lopera. Mientras fue director de Olímpica, en Bogotá, los artistas lo tenían en cuenta en sus grabaciones. En cuanto salió de la radio, nadie volvió a mencionarlo.
Alí Guerrero, director de la emisora 'La Reina', de Barranquilla, explica que "ser saludado en la Costa es cuestión de 'caché', de importancia. Las personas se sienten más populares y famosas mientras más cotizado sea el artista. Y a más fama del artista, más caro el saludo si hay que pagarlo".
Los saludadores
Saludan más los artistas nuevos en aras de congraciarse con todo el que beneficie su carrera en ascenso. Un artista vallenato en grabación atrae como la miel un panal de cazasaludos. "Cuando grabé el primer disco se me presentó un combo de gente -recuerda Penchy Castro-. Les dije que de cuando acá eran mis amigos y aún así no se iban. Me tocó salir del estudio, decir que no iba más ese día y volver a los 15 minutos".
En los estudios hay listas extensas de posibles destinatarios. El cantante trae sus candidatos. El acordeonero hace lo propio. Se suman la lista del dueño del grupo, la del señor de la disquera, las de los músicos y las de los parientes de todos buscando un lugar entre el solo de acordeón para los amigos. La demanda es tal que hay quien recuerda peleas en las que cantante y acordeonero casi se van a los puños por defender sus listados.
Aún así, siempre quedan mal con alguien. Penchy lo vivió en carne propia. Olvidó saludar algunos amigos en su segundo disco y aún carga con su resentimiento. Hay consenso de expertos: los mejores saludos los hacen Diomedes Díaz, Jorge Oñate y Poncho Zuleta. ¿Y los más saludadores? El Binomio de Oro y Los Diablitos. En Codiscos todavía recuerdan que la agrupación de Omar Geles hizo caber hasta 30 menciones en una sola canción.
Los que no saludan
"Necesito que me saludes en tu disco y si no lo haces, atente a las consecuencias". Una advertencia así -cuenta Fernández- hizo que Jorge Celedón ('¡Ay hombe!') optara por no saludar a nadie. Pero Celedón dice que, simplemente, no le gusta saludar. Sus giras por Estados Unidos y Europa le han dado una razón más para prescindir de las dedicatorias. "A la gente de fuera le molestan -explica-. No saben que el vallenato nació con eso y que hace parte de la canción. Nosotros no lo hacemos porque creemos que satura las grabaciones".
'El Inquieto' Nelson Velásquez, dice que al principio quiso mantener el significado amistoso del saludo en sus discos. Pero se aburrió de que le preguntaran cuánto cobraba por eso. Le contestaba a la gente que el suyo era un conjunto musical, no una compañía de publicidad. "Hace cinco años que Los Inquietos no saludaban -explicó-. Fuimos los primeros en dejarlo. No le veíamos gracia. Imagínate que estás bailando bacano una canción romántica y de pronto: "¡Saludo a Fulano de Tal allá en Montería!". No iba con nuestro estilo".
Carlos Vives saludó en los discos de 'Escalona' y ni más. Pero no cerró la puerta a la posibilidad de volver a lanzar dedicatorias. "Los saludos funcionan bien en la proyección tradicional del vallenato -dice-. Una vez que rompí con el esquema tradicional, sentí que muchas cosas no cabían. Si yo mañana hago clásicos, de pronto vuelvo a saludar. Pero eso sí, no serán saludos lambones".
Los cazasaludos
Alguna vez, un buscasaludos de Valledupar esperaba un CD del Binomio de Oro, porque creía que había uno dedicatoria para él. Por eso, comenzó a pintar murales promocionales del grupo por la ciudad. Pero escuchó las canciones un día antes del lanzamiento y al no hallar su nombre, brocha en mano, borró los murales que había pintado. "También tenía un festejo con 'pickup' en un barrio -recuerda Fernández- y no le importó ver a sus amigos, lo fue cancelando".
Así son los buscasaludos. Cuando en Valledupar sale un disco, la gente está más pendiente de los nombres que aparecen en las canciones, que de la música. Y pintan murales, compran cajas enteras del CD o mandan a hacer camisetas con la estampa del músico.
Aunque perdió la cuenta de las veces que lo han saludado (dice aparecer en más de 1.500 canciones). Tito Bornachera recuerda que el Binomio de Oro le hizo su primer saludo, hace cerca de 10 años. De la alegría, se gastó un millón de pesos en una fiesta de lanzamiento. "Para mí esto es especial -agrega-. Si uno se monta en un bus o va caminando, la gente dice: "Mira, ese es Tito Bornachera", porque han oído mi nombre en una canción. Uno se siente contento, le cambia la mañanita".
Bornachera es de los que mandan pintar murales. "Me ha tocado alquilar las paredes y las vallas -cuenta-. Me gusta poner murales donde pasen 200 mil carros diarios. Eso sale de mi bolsillo. Es como si me hicieras un favor a mí y yo quedo pensando: 'Me hizo un favor y yo cómo me desquito'. Pues, te hago un favor más grande del que tú me hiciste. Cuando me saludan y no hago nada, me siento mal. No duermo, ni siquiera soy capaz de oír el disco, porque tengo que hacer alguna cosa para que el artista diga: 'Tito se portó bien'".
LILIANA MARTÍNEZ POLO
Redactora de EL TIEMPO
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Conozca qué hay detrás de los saludos y las dedicatorias en las canciones vallenatas
Fuente: El Tiempo | Fecha: 2004-09-06 | Visitas: 15261
Muchos han tarareado los nombres de Kelly Johana, Andrés Lopera y sus hijos, Javier Fernández Maestre e Iván Andrés Calderón.
Pero sólo los conocedores saben de su relación con el rítmo colombiano. Cantantes como Diomedes Díaz, Rafael Orozco y Jorge Oñate los mencionaron una o varias veces en sus canciones, como parte de una tradición que quizá tenga freno a la hora de exportar el género.
Carlos Vives ya no saluda. Jorge Celedón, Nelson Velásquez (ex Los Inquietos) y Eibar Gutiérrez, de la nueva generación vallenata, se niegan a volver a saludar en sus canciones. En sus discos no se encontrará, colado en medio de las estrofas, ese llamado a sus compadres, benefactores, médicos de cabecera, hijos de locutores y buscasaludos.
En cambio, hubo artistas de la vieja guardia que intentaron suprimir el saludo y tuvieron que recuperar su tradición. En el mundo vallenato crece la leyenda sobre el álbum de Los Zuleta (hace unos cinco años) en el que Poncho no mencionó a nadie y, como una maldición, al disco le fue mal. En consecuencia: Poncho no dejará de saludar en sus producciones. Lo mismo le pasó al Binomio de Oro de América. Y dicen que por eso 'El Desafío', de Iván Villazón, no gustó tanto en el norte de Colombia.
"Esto de los saludos se lleva en la sangre -dice Tito Bornachera, conductor de la alcaldía de Valledupar, cuya segunda ocupación parece ser la de cazasaludos-. Por allá en los tiempos de Gabriel García Márquez y Rafael Escalona, un cantante se brindaba a la parranda y en medio de una canción, le echaba una flor, al dueño del festejo. Y el hombre se encapotaba, se sentía como si estuviera dentro del conjunto. Consuelo Araujonoguera incitaba a Escalona a saludar a tal o cual en las parrandas".
Después, los saludos se colaron en las grabaciones y empezaron a comercializarse. En la época de los 'marimberos', años 70, un saludo podía equivaler a una camioneta. Ahora, los más saludados son los locutores.
No quieren que los saluden
Javier Fernández Maestre, director de 'Olímpica Estéreo' Valledupar, pide que no lo saluden más. Quince años atrás "soñaba con un saludito, así como sueña todo el mundo", dice. Y hubo un artista que le negó el favor de saludar a su hijo. Ahora que sobran las dedicatorias para su familia en las canciones, Fernández es de los pocos que merodean los estudios para pedir que borren su nombre de las grabaciones.
Si alguien se hizo famoso a punta de dedicatorias en las canciones -junto con sus hijos- fue Andrés Lopera. Mientras fue director de Olímpica, en Bogotá, los artistas lo tenían en cuenta en sus grabaciones. En cuanto salió de la radio, nadie volvió a mencionarlo.
Alí Guerrero, director de la emisora 'La Reina', de Barranquilla, explica que "ser saludado en la Costa es cuestión de 'caché', de importancia. Las personas se sienten más populares y famosas mientras más cotizado sea el artista. Y a más fama del artista, más caro el saludo si hay que pagarlo".
Los saludadores
Saludan más los artistas nuevos en aras de congraciarse con todo el que beneficie su carrera en ascenso. Un artista vallenato en grabación atrae como la miel un panal de cazasaludos. "Cuando grabé el primer disco se me presentó un combo de gente -recuerda Penchy Castro-. Les dije que de cuando acá eran mis amigos y aún así no se iban. Me tocó salir del estudio, decir que no iba más ese día y volver a los 15 minutos".
En los estudios hay listas extensas de posibles destinatarios. El cantante trae sus candidatos. El acordeonero hace lo propio. Se suman la lista del dueño del grupo, la del señor de la disquera, las de los músicos y las de los parientes de todos buscando un lugar entre el solo de acordeón para los amigos. La demanda es tal que hay quien recuerda peleas en las que cantante y acordeonero casi se van a los puños por defender sus listados.
Aún así, siempre quedan mal con alguien. Penchy lo vivió en carne propia. Olvidó saludar algunos amigos en su segundo disco y aún carga con su resentimiento. Hay consenso de expertos: los mejores saludos los hacen Diomedes Díaz, Jorge Oñate y Poncho Zuleta. ¿Y los más saludadores? El Binomio de Oro y Los Diablitos. En Codiscos todavía recuerdan que la agrupación de Omar Geles hizo caber hasta 30 menciones en una sola canción.
Los que no saludan
"Necesito que me saludes en tu disco y si no lo haces, atente a las consecuencias". Una advertencia así -cuenta Fernández- hizo que Jorge Celedón ('¡Ay hombe!') optara por no saludar a nadie. Pero Celedón dice que, simplemente, no le gusta saludar. Sus giras por Estados Unidos y Europa le han dado una razón más para prescindir de las dedicatorias. "A la gente de fuera le molestan -explica-. No saben que el vallenato nació con eso y que hace parte de la canción. Nosotros no lo hacemos porque creemos que satura las grabaciones".
'El Inquieto' Nelson Velásquez, dice que al principio quiso mantener el significado amistoso del saludo en sus discos. Pero se aburrió de que le preguntaran cuánto cobraba por eso. Le contestaba a la gente que el suyo era un conjunto musical, no una compañía de publicidad. "Hace cinco años que Los Inquietos no saludaban -explicó-. Fuimos los primeros en dejarlo. No le veíamos gracia. Imagínate que estás bailando bacano una canción romántica y de pronto: "¡Saludo a Fulano de Tal allá en Montería!". No iba con nuestro estilo".
Carlos Vives saludó en los discos de 'Escalona' y ni más. Pero no cerró la puerta a la posibilidad de volver a lanzar dedicatorias. "Los saludos funcionan bien en la proyección tradicional del vallenato -dice-. Una vez que rompí con el esquema tradicional, sentí que muchas cosas no cabían. Si yo mañana hago clásicos, de pronto vuelvo a saludar. Pero eso sí, no serán saludos lambones".
Los cazasaludos
Alguna vez, un buscasaludos de Valledupar esperaba un CD del Binomio de Oro, porque creía que había uno dedicatoria para él. Por eso, comenzó a pintar murales promocionales del grupo por la ciudad. Pero escuchó las canciones un día antes del lanzamiento y al no hallar su nombre, brocha en mano, borró los murales que había pintado. "También tenía un festejo con 'pickup' en un barrio -recuerda Fernández- y no le importó ver a sus amigos, lo fue cancelando".
Así son los buscasaludos. Cuando en Valledupar sale un disco, la gente está más pendiente de los nombres que aparecen en las canciones, que de la música. Y pintan murales, compran cajas enteras del CD o mandan a hacer camisetas con la estampa del músico.
Aunque perdió la cuenta de las veces que lo han saludado (dice aparecer en más de 1.500 canciones). Tito Bornachera recuerda que el Binomio de Oro le hizo su primer saludo, hace cerca de 10 años. De la alegría, se gastó un millón de pesos en una fiesta de lanzamiento. "Para mí esto es especial -agrega-. Si uno se monta en un bus o va caminando, la gente dice: "Mira, ese es Tito Bornachera", porque han oído mi nombre en una canción. Uno se siente contento, le cambia la mañanita".
Bornachera es de los que mandan pintar murales. "Me ha tocado alquilar las paredes y las vallas -cuenta-. Me gusta poner murales donde pasen 200 mil carros diarios. Eso sale de mi bolsillo. Es como si me hicieras un favor a mí y yo quedo pensando: 'Me hizo un favor y yo cómo me desquito'. Pues, te hago un favor más grande del que tú me hiciste. Cuando me saludan y no hago nada, me siento mal. No duermo, ni siquiera soy capaz de oír el disco, porque tengo que hacer alguna cosa para que el artista diga: 'Tito se portó bien'".
LILIANA MARTÍNEZ POLO
Redactora de EL TIEMPO