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Qué Verraquera, Qué Lió Tan Berraco!

Fuente: LUIS CARLOS “PERICO” MANJARRÉS ARIZA - Exclusivo para ElVallenato.com | Fecha: 2006-10-09 | Visitas: 4181

Hace pocos días, leí un artículo en ElVallenato.com que se titulaba: “¡BERRACO! EL VALLENATO SE ESTRENA EN LATIN GRAMMY”. Me llamó la atención la forma en que se escribía el vocablo “verraco”, pues siempre he sostenido la tesis de que los costeños caribes preferimos usar la V de vaca a cambio de la B de burro para escribir VERRACO o VERRAQUERA. Me preocupé porque una página 100% Caribe, fuera en contravía con mis humildes apreciaciones lingüisticas, es decir, los vallenatos preferirían la larguirucha y desgarbada B para escribir cipotes palabras tan hermosas y significativas para nosotros. La preocupación sólo me duró uno o dos días porque investigando, logré aclarar que el artículo publicado por El Vallenato.com, provenía de un corresponsal extranjero y claro, esos gringos qué diablos van a saber de nuestra idiosincrasia y nuestras preferencias gramaticales.

En el DRAE (Diccionario de la Real Academia Española) se encuentran ambas palabras con V corta y ninguna con b larga; con los siguientes significados: VERRACO. 1. Cerdo padre, 2. Persona desaseada 3. Persona despreciable por su mala conducta y 4. Persona tonta, que puede ser engañada con facilidad. VERRAQUERA: Lloro con rabia y continuado de los niños. Como puede observarse, el DRAE no incluye estos vocablos con el sentido que los utilizamos millones de colombianos.

Los paisas y los cachacos escriben ambas palabras con b larga y defienden su posición a capa y espada. Yo también defiendo la mía a machete y garrote, y las seguiré escribiendo con V de vaca hasta que me corten los dedos, como dicen Poncho y Emilianito

Ante la disyuntiva planteada, traté de obtener un pronunciamiento de la Academia Colombiana de la Lengua, enviándoles el escrito que sigue a continuación. La Academia no se pronunció ni hizo ningún tipo de comentario al respecto; pero sí tomó la feliz decisión de publicar en su órgano institucional de difusión, la revista VIGÍA DEL IDIOMA, el texto completo de mi artículo, que como les dije, lo transcribo a continuación:

*********
“Qué BERRACOS, camelladores y mamadores de gallo somos los colombianos". Con esta verídica, pero ortográficamente polémica frase, se inicia el artículo de El Tiempo de Sep. 25/2005, sobre el "Propio diccionario de los colombianos" que se propone editar la Academia Colombiana de la Lengua.

Mi primer aporte al interesante trabajo de la Academia sería solicitarles que ni por el carajo vayan a incluir el colombianísimo “VERRACO” con "B", como lo escribe el redactor de El Tiempo, ya que sería una afrenta para todo el país. El vocablo "verraco" y su inflexión “verraquera”, con los significados que los usa toda Colombia, provienen indefectiblemente del cerdo padre. Son muchísimas las discusiones entre los académicos del país sobre si debe ir con una u otra, y puedo demostrarles que por abrumadora mayoría, se impone el uso de la “V” en ambos casos.

Los defensores de la “B” los encontramos en el altiplano cundinamarqués y en los ubérrimos valles antioqueños y podríamos señalarlos con sus nombres propios, en su orden: Daniel Samper Pizano y Gabriel Escobar Gaviria. Tratándose de semejantes dinosaurios, el uno académico de la Academia Colombiana de la lengua y el otro, uno de los más respetados lingüistas del país, resulta un tanto quijotesco que cualquier perico de los palotes los enfrente en su propio hábitat.

Luis Lalinde defendía a capa y espada “BERRACO” y para ello señalaba en el “Diccionario jilosófico del Paisa” que “sonoro latigazo fonético” no podía escribirse con “V” porque la fuerza y la sonoridad fonética la imprime la “B” y no la “V”. Es decir, que sólo se basaba en la articulación de los labios de un rolo o un paisa al momento de su pronunciación, olvidando la esencia y procedencia del término. Si así fuera, deberíamos escribir con “B” otras palabras que al igual que “verraco” demandan de dicha preponderancia fonética, tales como “VAINA” (qué vaina, nojoda…), “VERRIONDO” (qué verriondo el chinito…), VERGAJO, VERGA e incluso, VERGÜENZA (qué vergüenza, Dios mío).

Los señores Samper y Escobar se escudan en las mismas elucubraciones de Lalinde y sin ningún otro tipo de planteamiento lingüístico, se pliegan al bando de los PROBERRACOS. En alguna oportunidad alguien arguyó que se trataba de un término oriundo y cuyo origen era netamente paisa y que esta pujante raza había decidido escribirlo con “B”. Por azares de la vida, hace poco me tropecé con la “Historia de Antioquia” del maestro Roberto Cadavid Misas (Argos) y qué sorpresa: miren lo que escribe Argos en su libro "Historia de Antioquia" que publica la Biblioteca Virtual de Antioquia: Pág. 22: ".. Y por ahí derecho el verraco de Pedrarias le hizo levantar un juicio acusándolo..."; Pág. 33: "...Y tenían también los españoles escudos y corazas que los defendían, y sobre todo eran muy verracos -con el perdón de las señoras-..."

Ante la “verraca” disyuntiva, en una ocasión intenté conocer la opinión de dos eximios costeños sobre cómo escribir nuestro criollísimo “VERRACO”: Gabriel García Márquez y Juan Gossaín. Ninguno de los dos tuvo los suficientes cojones para pronunciarse ni privada ni públicamente. Como el que calla otorga, me atrevo a afirmar, públicamente, que ambos están totalmente de acuerdo en que la manera correcta de escribir dicho término es usando la vilipendiada y menospreciada “V” de vaca. Seguramente ambos alcanzaron a leer un gigantesco graffiti en la derruida pared de una humilde casa de bahareque del barrio Rebolo de Barranquilla que decía: “JÚNIOR, LA VERRAQUERA” y ellos no son capaces de ir en contra de sus raíces, sus ancestros y su gente.

Para terminar, les anexo un artículo que con el mismo título de este escrito fue publicado por un portal de la lengua española, Unidad en la Diversidad (www.unidadenladiversidad.com) y en el cual, expongo las razones por las que los colombianos, como un deber moral y patriótico, debemos escribir VERRACO y no BERRACO como nos lo quieren imponer los paisas y los rolos.

LUIS CARLOS “PERICO” MANJARRÉS ARIZA
Consultor en Desarrollo y Planificación Regional
c.c. 19.244.783 de Bogotá

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Qué Verraquera, Qué Lió Tan Berraco!

Hace pocos días, leí un artículo en ElVallenato.com que se titulaba: “¡BERRACO! EL VALLENATO SE ESTRENA EN LATIN GRAMMY”. Me llamó la atención la forma en que se escribía el vocablo “verraco”, pues siempre he sostenido la tesis de que los costeños caribes preferimos usar la V de vaca a cambio de la B de burro para escribir VERRACO o VERRAQUERA. Me preocupé porque una página 100% Caribe, fuera en contravía con mis humildes apreciaciones lingüisticas, es decir, los vallenatos preferirían la larguirucha y desgarbada B para escribir cipotes palabras tan hermosas y significativas para nosotros. La preocupación sólo me duró uno o dos días porque investigando, logré aclarar que el artículo publicado por El Vallenato.com, provenía de un corresponsal extranjero y claro, esos gringos qué diablos van a saber de nuestra idiosincrasia y nuestras preferencias gramaticales.

En el DRAE (Diccionario de la Real Academia Española) se encuentran ambas palabras con V corta y ninguna con b larga; con los siguientes significados: VERRACO. 1. Cerdo padre, 2. Persona desaseada 3. Persona despreciable por su mala conducta y 4. Persona tonta, que puede ser engañada con facilidad. VERRAQUERA: Lloro con rabia y continuado de los niños. Como puede observarse, el DRAE no incluye estos vocablos con el sentido que los utilizamos millones de colombianos.

Los paisas y los cachacos escriben ambas palabras con b larga y defienden su posición a capa y espada. Yo también defiendo la mía a machete y garrote, y las seguiré escribiendo con V de vaca hasta que me corten los dedos, como dicen Poncho y Emilianito

Ante la disyuntiva planteada, traté de obtener un pronunciamiento de la Academia Colombiana de la Lengua, enviándoles el escrito que sigue a continuación. La Academia no se pronunció ni hizo ningún tipo de comentario al respecto; pero sí tomó la feliz decisión de publicar en su órgano institucional de difusión, la revista VIGÍA DEL IDIOMA, el texto completo de mi artículo, que como les dije, lo transcribo a continuación:

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“Qué BERRACOS, camelladores y mamadores de gallo somos los colombianos". Con esta verídica, pero ortográficamente polémica frase, se inicia el artículo de El Tiempo de Sep. 25/2005, sobre el "Propio diccionario de los colombianos" que se propone editar la Academia Colombiana de la Lengua.

Mi primer aporte al interesante trabajo de la Academia sería solicitarles que ni por el carajo vayan a incluir el colombianísimo “VERRACO” con "B", como lo escribe el redactor de El Tiempo, ya que sería una afrenta para todo el país. El vocablo "verraco" y su inflexión “verraquera”, con los significados que los usa toda Colombia, provienen indefectiblemente del cerdo padre. Son muchísimas las discusiones entre los académicos del país sobre si debe ir con una u otra, y puedo demostrarles que por abrumadora mayoría, se impone el uso de la “V” en ambos casos.

Los defensores de la “B” los encontramos en el altiplano cundinamarqués y en los ubérrimos valles antioqueños y podríamos señalarlos con sus nombres propios, en su orden: Daniel Samper Pizano y Gabriel Escobar Gaviria. Tratándose de semejantes dinosaurios, el uno académico de la Academia Colombiana de la lengua y el otro, uno de los más respetados lingüistas del país, resulta un tanto quijotesco que cualquier perico de los palotes los enfrente en su propio hábitat.

Luis Lalinde defendía a capa y espada “BERRACO” y para ello señalaba en el “Diccionario jilosófico del Paisa” que “sonoro latigazo fonético” no podía escribirse con “V” porque la fuerza y la sonoridad fonética la imprime la “B” y no la “V”. Es decir, que sólo se basaba en la articulación de los labios de un rolo o un paisa al momento de su pronunciación, olvidando la esencia y procedencia del término. Si así fuera, deberíamos escribir con “B” otras palabras que al igual que “verraco” demandan de dicha preponderancia fonética, tales como “VAINA” (qué vaina, nojoda…), “VERRIONDO” (qué verriondo el chinito…), VERGAJO, VERGA e incluso, VERGÜENZA (qué vergüenza, Dios mío).

Los señores Samper y Escobar se escudan en las mismas elucubraciones de Lalinde y sin ningún otro tipo de planteamiento lingüístico, se pliegan al bando de los PROBERRACOS. En alguna oportunidad alguien arguyó que se trataba de un término oriundo y cuyo origen era netamente paisa y que esta pujante raza había decidido escribirlo con “B”. Por azares de la vida, hace poco me tropecé con la “Historia de Antioquia” del maestro Roberto Cadavid Misas (Argos) y qué sorpresa: miren lo que escribe Argos en su libro "Historia de Antioquia" que publica la Biblioteca Virtual de Antioquia: Pág. 22: ".. Y por ahí derecho el verraco de Pedrarias le hizo levantar un juicio acusándolo..."; Pág. 33: "...Y tenían también los españoles escudos y corazas que los defendían, y sobre todo eran muy verracos -con el perdón de las señoras-..."

Ante la “verraca” disyuntiva, en una ocasión intenté conocer la opinión de dos eximios costeños sobre cómo escribir nuestro criollísimo “VERRACO”: Gabriel García Márquez y Juan Gossaín. Ninguno de los dos tuvo los suficientes cojones para pronunciarse ni privada ni públicamente. Como el que calla otorga, me atrevo a afirmar, públicamente, que ambos están totalmente de acuerdo en que la manera correcta de escribir dicho término es usando la vilipendiada y menospreciada “V” de vaca. Seguramente ambos alcanzaron a leer un gigantesco graffiti en la derruida pared de una humilde casa de bahareque del barrio Rebolo de Barranquilla que decía: “JÚNIOR, LA VERRAQUERA” y ellos no son capaces de ir en contra de sus raíces, sus ancestros y su gente.

Para terminar, les anexo un artículo que con el mismo título de este escrito fue publicado por un portal de la lengua española, Unidad en la Diversidad (www.unidadenladiversidad.com) y en el cual, expongo las razones por las que los colombianos, como un deber moral y patriótico, debemos escribir VERRACO y no BERRACO como nos lo quieren imponer los paisas y los rolos.

LUIS CARLOS “PERICO” MANJARRÉS ARIZA
Consultor en Desarrollo y Planificación Regional
c.c. 19.244.783 de Bogotá

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Qué Verraquera, Qué Lió Tan Berraco!

Fuente: LUIS CARLOS “PERICO” MANJARRÉS ARIZA - Exclusivo para ElVallenato.com | Fecha: 2006-10-09 | Visitas: 4181

Qué Verraquera, Qué Lió Tan Berraco!

Hace pocos días, leí un artículo en ElVallenato.com que se titulaba: “¡BERRACO! EL VALLENATO SE ESTRENA EN LATIN GRAMMY”. Me llamó la atención la forma en que se escribía el vocablo “verraco”, pues siempre he sostenido la tesis de que los costeños caribes preferimos usar la V de vaca a cambio de la B de burro para escribir VERRACO o VERRAQUERA. Me preocupé porque una página 100% Caribe, fuera en contravía con mis humildes apreciaciones lingüisticas, es decir, los vallenatos preferirían la larguirucha y desgarbada B para escribir cipotes palabras tan hermosas y significativas para nosotros. La preocupación sólo me duró uno o dos días porque investigando, logré aclarar que el artículo publicado por El Vallenato.com, provenía de un corresponsal extranjero y claro, esos gringos qué diablos van a saber de nuestra idiosincrasia y nuestras preferencias gramaticales.

En el DRAE (Diccionario de la Real Academia Española) se encuentran ambas palabras con V corta y ninguna con b larga; con los siguientes significados: VERRACO. 1. Cerdo padre, 2. Persona desaseada 3. Persona despreciable por su mala conducta y 4. Persona tonta, que puede ser engañada con facilidad. VERRAQUERA: Lloro con rabia y continuado de los niños. Como puede observarse, el DRAE no incluye estos vocablos con el sentido que los utilizamos millones de colombianos.

Los paisas y los cachacos escriben ambas palabras con b larga y defienden su posición a capa y espada. Yo también defiendo la mía a machete y garrote, y las seguiré escribiendo con V de vaca hasta que me corten los dedos, como dicen Poncho y Emilianito

Ante la disyuntiva planteada, traté de obtener un pronunciamiento de la Academia Colombiana de la Lengua, enviándoles el escrito que sigue a continuación. La Academia no se pronunció ni hizo ningún tipo de comentario al respecto; pero sí tomó la feliz decisión de publicar en su órgano institucional de difusión, la revista VIGÍA DEL IDIOMA, el texto completo de mi artículo, que como les dije, lo transcribo a continuación:

*********
“Qué BERRACOS, camelladores y mamadores de gallo somos los colombianos". Con esta verídica, pero ortográficamente polémica frase, se inicia el artículo de El Tiempo de Sep. 25/2005, sobre el "Propio diccionario de los colombianos" que se propone editar la Academia Colombiana de la Lengua.

Mi primer aporte al interesante trabajo de la Academia sería solicitarles que ni por el carajo vayan a incluir el colombianísimo “VERRACO” con "B", como lo escribe el redactor de El Tiempo, ya que sería una afrenta para todo el país. El vocablo "verraco" y su inflexión “verraquera”, con los significados que los usa toda Colombia, provienen indefectiblemente del cerdo padre. Son muchísimas las discusiones entre los académicos del país sobre si debe ir con una u otra, y puedo demostrarles que por abrumadora mayoría, se impone el uso de la “V” en ambos casos.

Los defensores de la “B” los encontramos en el altiplano cundinamarqués y en los ubérrimos valles antioqueños y podríamos señalarlos con sus nombres propios, en su orden: Daniel Samper Pizano y Gabriel Escobar Gaviria. Tratándose de semejantes dinosaurios, el uno académico de la Academia Colombiana de la lengua y el otro, uno de los más respetados lingüistas del país, resulta un tanto quijotesco que cualquier perico de los palotes los enfrente en su propio hábitat.

Luis Lalinde defendía a capa y espada “BERRACO” y para ello señalaba en el “Diccionario jilosófico del Paisa” que “sonoro latigazo fonético” no podía escribirse con “V” porque la fuerza y la sonoridad fonética la imprime la “B” y no la “V”. Es decir, que sólo se basaba en la articulación de los labios de un rolo o un paisa al momento de su pronunciación, olvidando la esencia y procedencia del término. Si así fuera, deberíamos escribir con “B” otras palabras que al igual que “verraco” demandan de dicha preponderancia fonética, tales como “VAINA” (qué vaina, nojoda…), “VERRIONDO” (qué verriondo el chinito…), VERGAJO, VERGA e incluso, VERGÜENZA (qué vergüenza, Dios mío).

Los señores Samper y Escobar se escudan en las mismas elucubraciones de Lalinde y sin ningún otro tipo de planteamiento lingüístico, se pliegan al bando de los PROBERRACOS. En alguna oportunidad alguien arguyó que se trataba de un término oriundo y cuyo origen era netamente paisa y que esta pujante raza había decidido escribirlo con “B”. Por azares de la vida, hace poco me tropecé con la “Historia de Antioquia” del maestro Roberto Cadavid Misas (Argos) y qué sorpresa: miren lo que escribe Argos en su libro "Historia de Antioquia" que publica la Biblioteca Virtual de Antioquia: Pág. 22: ".. Y por ahí derecho el verraco de Pedrarias le hizo levantar un juicio acusándolo..."; Pág. 33: "...Y tenían también los españoles escudos y corazas que los defendían, y sobre todo eran muy verracos -con el perdón de las señoras-..."

Ante la “verraca” disyuntiva, en una ocasión intenté conocer la opinión de dos eximios costeños sobre cómo escribir nuestro criollísimo “VERRACO”: Gabriel García Márquez y Juan Gossaín. Ninguno de los dos tuvo los suficientes cojones para pronunciarse ni privada ni públicamente. Como el que calla otorga, me atrevo a afirmar, públicamente, que ambos están totalmente de acuerdo en que la manera correcta de escribir dicho término es usando la vilipendiada y menospreciada “V” de vaca. Seguramente ambos alcanzaron a leer un gigantesco graffiti en la derruida pared de una humilde casa de bahareque del barrio Rebolo de Barranquilla que decía: “JÚNIOR, LA VERRAQUERA” y ellos no son capaces de ir en contra de sus raíces, sus ancestros y su gente.

Para terminar, les anexo un artículo que con el mismo título de este escrito fue publicado por un portal de la lengua española, Unidad en la Diversidad (www.unidadenladiversidad.com) y en el cual, expongo las razones por las que los colombianos, como un deber moral y patriótico, debemos escribir VERRACO y no BERRACO como nos lo quieren imponer los paisas y los rolos.

LUIS CARLOS “PERICO” MANJARRÉS ARIZA
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