Aparece el nuevo disco del artista vallenato más vendedor del país, el mismo que consagró 'Ay hombe' como canción del año, dos veces seguidas.

Jorge Celedón pudo ser uno más entre los vallenatos. Pero cuando salió del Binomio de Oro, hace seis años, su idea no era seguir la moda, sino cumplir un par de sueños: rescatar el son (los compactos venían inundados de paseos. No había puyas, sones y merengues) y dignificar el trabajo del músico vallenato.

Silencioso y tímido, pero tenaz, celebra que lo ha logrado. Ahora, lanza su álbum 'Son para el mundo' en condiciones privilegiadas.

Celedón se ha convertido en el artista nacional más importante de Sony-BMG (Shakira es internacional).

Una parte de su revolución la hizo en su segundo disco, cuando dejó de grabar saludos en las canciones. Luego le metió cuerdas y violines en vivo a una canción que compuso tímidamente. Era 'Ay hombe', que fue dos veces seguidas canción del año.

Sobre la presión de estar a la cabeza del género, Celedón habló con EL TIEMPO.

¿Pasaron los tiempos duros?
Esto es una lucha permanente. Abrir puertas en E.U. es duro. Llega uno y dice: “Vallenato” y ellos dicen: “¡Carlos Vives!” y como uno no suena igual te toca abrir la puerta. Y pasó otra cosa: 'Ay hombe' sonó primero en bachata. Entonces, llegas con tu trabajo y te dicen que tú no eres el original.

¿Le dolía eso?
Siempre lo tomo por el lado amable. Más bien me reía y decía: “Si yo soy el compositor”. El que quiera cantar una canción mía puede hacerlo.

Su grupo de trabajo es muy organizado...
Ese es uno de los secretos. Cuando salimos del Binomio les dije: “Ahora nos tocan las verdes, pero hay que hacer funcionar las cosas”. Los ‘manes’ me creyeron. Otros apostaron a que yo no daba para sostener el grupo. Entonces, se pegó 'No te olvidaré'. Fue duro pero al final los que empezaron conmigo se quedaron.

Y de paso, tiene fama de ser el tipo más buena gente...
No. El vallenato maneja un ambiente fuerte. He tratado de dignificar un poquito el trabajo del músico vallenato. En eso no he copiado a los grandes, con el respeto que se merecen.

¿Por qué ‘Son para el mundo’?
Porque es el género que más me gusta. Estoy feliz porque ahora los artistas volvieron a grabarlos. Hace poco uno de los de la nueva ola grabó uno y me puso contentísimo. Le dije: “De pronto no seremos los mejores soneros, pero lo hicimos”.

¿Le queda algún otro sueño para el vallenato?
Que el Grammy arranque premiando a los veteranos.

¿Y si se lo gana usted?
Les haría un homenaje. No es que no quiera ganármelo. Pero antes que nosotros, están ellos, para que la gente pueda conocer lo clásico. Me gustaría ver nominados a Oñate, los Zuleta y Los Betos. Se lo merecen.

Así es el CD

Con ‘Todo no puede llamarse amor’, el son vallenato que grabó con Víctor Manuelle, comenzó esta nueva etapa en la carrera de Jorge Celedón. “La canción ha caído muy bien –dice ‘Jorgito’–. Y lo que más me alegra es que vallenatólogos duros la tomaron bien.

Porque tomar un son vallenato y pasarlo luego a la salsa para que la parte de Víctor también se destacara era un riesgo. Además, hacer una canción así y llevarla a Valledupar era de cuidado. Parece que pasó la prueba”. Además hay otras 13 canciones: un clásico de Leandro Díaz; una canción mexicana pasada a vallenato; un paseo moderno de su autoría titulado ‘Amor del alma’, en el que colaboró en los arreglos Luis Ángel Pastor, ‘El Papa’.
“Mientras más avanzo –dice Celedón– más compromiso es lo que siento, más presión por cumplir las expectativas. Estar satisfecho es más difícil y lo estoy con este álbum”.

Aparece el nuevo disco del artista vallenato más vendedor del país, el mismo que consagró 'Ay hombe' como canción del año, dos veces seguidas.

Jorge Celedón pudo ser uno más entre los vallenatos. Pero cuando salió del Binomio de Oro, hace seis años, su idea no era seguir la moda, sino cumplir un par de sueños: rescatar el son (los compactos venían inundados de paseos. No había puyas, sones y merengues) y dignificar el trabajo del músico vallenato.

Silencioso y tímido, pero tenaz, celebra que lo ha logrado. Ahora, lanza su álbum 'Son para el mundo' en condiciones privilegiadas.

Celedón se ha convertido en el artista nacional más importante de Sony-BMG (Shakira es internacional).

Una parte de su revolución la hizo en su segundo disco, cuando dejó de grabar saludos en las canciones. Luego le metió cuerdas y violines en vivo a una canción que compuso tímidamente. Era 'Ay hombe', que fue dos veces seguidas canción del año.

Sobre la presión de estar a la cabeza del género, Celedón habló con EL TIEMPO.

¿Pasaron los tiempos duros?
Esto es una lucha permanente. Abrir puertas en E.U. es duro. Llega uno y dice: “Vallenato” y ellos dicen: “¡Carlos Vives!” y como uno no suena igual te toca abrir la puerta. Y pasó otra cosa: 'Ay hombe' sonó primero en bachata. Entonces, llegas con tu trabajo y te dicen que tú no eres el original.

¿Le dolía eso?
Siempre lo tomo por el lado amable. Más bien me reía y decía: “Si yo soy el compositor”. El que quiera cantar una canción mía puede hacerlo.

Su grupo de trabajo es muy organizado...
Ese es uno de los secretos. Cuando salimos del Binomio les dije: “Ahora nos tocan las verdes, pero hay que hacer funcionar las cosas”. Los ‘manes’ me creyeron. Otros apostaron a que yo no daba para sostener el grupo. Entonces, se pegó 'No te olvidaré'. Fue duro pero al final los que empezaron conmigo se quedaron.

Y de paso, tiene fama de ser el tipo más buena gente...
No. El vallenato maneja un ambiente fuerte. He tratado de dignificar un poquito el trabajo del músico vallenato. En eso no he copiado a los grandes, con el respeto que se merecen.

¿Por qué ‘Son para el mundo’?
Porque es el género que más me gusta. Estoy feliz porque ahora los artistas volvieron a grabarlos. Hace poco uno de los de la nueva ola grabó uno y me puso contentísimo. Le dije: “De pronto no seremos los mejores soneros, pero lo hicimos”.

¿Le queda algún otro sueño para el vallenato?
Que el Grammy arranque premiando a los veteranos.

¿Y si se lo gana usted?
Les haría un homenaje. No es que no quiera ganármelo. Pero antes que nosotros, están ellos, para que la gente pueda conocer lo clásico. Me gustaría ver nominados a Oñate, los Zuleta y Los Betos. Se lo merecen.

Así es el CD

Con ‘Todo no puede llamarse amor’, el son vallenato que grabó con Víctor Manuelle, comenzó esta nueva etapa en la carrera de Jorge Celedón. “La canción ha caído muy bien –dice ‘Jorgito’–. Y lo que más me alegra es que vallenatólogos duros la tomaron bien.

Porque tomar un son vallenato y pasarlo luego a la salsa para que la parte de Víctor también se destacara era un riesgo. Además, hacer una canción así y llevarla a Valledupar era de cuidado. Parece que pasó la prueba”. Además hay otras 13 canciones: un clásico de Leandro Díaz; una canción mexicana pasada a vallenato; un paseo moderno de su autoría titulado ‘Amor del alma’, en el que colaboró en los arreglos Luis Ángel Pastor, ‘El Papa’.
“Mientras más avanzo –dice Celedón– más compromiso es lo que siento, más presión por cumplir las expectativas. Estar satisfecho es más difícil y lo estoy con este álbum”.

Aparece el nuevo disco del artista vallenato más vendedor del país, el mismo que consagró 'Ay hombe' como canción del año, dos veces seguidas.

Jorge Celedón pudo ser uno más entre los vallenatos. Pero cuando salió del Binomio de Oro, hace seis años, su idea no era seguir la moda, sino cumplir un par de sueños: rescatar el son (los compactos venían inundados de paseos. No había puyas, sones y merengues) y dignificar el trabajo del músico vallenato.

Silencioso y tímido, pero tenaz, celebra que lo ha logrado. Ahora, lanza su álbum 'Son para el mundo' en condiciones privilegiadas.

Celedón se ha convertido en el artista nacional más importante de Sony-BMG (Shakira es internacional).

Una parte de su revolución la hizo en su segundo disco, cuando dejó de grabar saludos en las canciones. Luego le metió cuerdas y violines en vivo a una canción que compuso tímidamente. Era 'Ay hombe', que fue dos veces seguidas canción del año.

Sobre la presión de estar a la cabeza del género, Celedón habló con EL TIEMPO.

¿Pasaron los tiempos duros?
Esto es una lucha permanente. Abrir puertas en E.U. es duro. Llega uno y dice: “Vallenato” y ellos dicen: “¡Carlos Vives!” y como uno no suena igual te toca abrir la puerta. Y pasó otra cosa: 'Ay hombe' sonó primero en bachata. Entonces, llegas con tu trabajo y te dicen que tú no eres el original.

¿Le dolía eso?
Siempre lo tomo por el lado amable. Más bien me reía y decía: “Si yo soy el compositor”. El que quiera cantar una canción mía puede hacerlo.

Su grupo de trabajo es muy organizado...
Ese es uno de los secretos. Cuando salimos del Binomio les dije: “Ahora nos tocan las verdes, pero hay que hacer funcionar las cosas”. Los ‘manes’ me creyeron. Otros apostaron a que yo no daba para sostener el grupo. Entonces, se pegó 'No te olvidaré'. Fue duro pero al final los que empezaron conmigo se quedaron.

Y de paso, tiene fama de ser el tipo más buena gente...
No. El vallenato maneja un ambiente fuerte. He tratado de dignificar un poquito el trabajo del músico vallenato. En eso no he copiado a los grandes, con el respeto que se merecen.

¿Por qué ‘Son para el mundo’?
Porque es el género que más me gusta. Estoy feliz porque ahora los artistas volvieron a grabarlos. Hace poco uno de los de la nueva ola grabó uno y me puso contentísimo. Le dije: “De pronto no seremos los mejores soneros, pero lo hicimos”.

¿Le queda algún otro sueño para el vallenato?
Que el Grammy arranque premiando a los veteranos.

¿Y si se lo gana usted?
Les haría un homenaje. No es que no quiera ganármelo. Pero antes que nosotros, están ellos, para que la gente pueda conocer lo clásico. Me gustaría ver nominados a Oñate, los Zuleta y Los Betos. Se lo merecen.

Así es el CD

Con ‘Todo no puede llamarse amor’, el son vallenato que grabó con Víctor Manuelle, comenzó esta nueva etapa en la carrera de Jorge Celedón. “La canción ha caído muy bien –dice ‘Jorgito’–. Y lo que más me alegra es que vallenatólogos duros la tomaron bien.

Porque tomar un son vallenato y pasarlo luego a la salsa para que la parte de Víctor también se destacara era un riesgo. Además, hacer una canción así y llevarla a Valledupar era de cuidado. Parece que pasó la prueba”. Además hay otras 13 canciones: un clásico de Leandro Díaz; una canción mexicana pasada a vallenato; un paseo moderno de su autoría titulado ‘Amor del alma’, en el que colaboró en los arreglos Luis Ángel Pastor, ‘El Papa’.
“Mientras más avanzo –dice Celedón– más compromiso es lo que siento, más presión por cumplir las expectativas. Estar satisfecho es más difícil y lo estoy con este álbum”.