El popular carismático el padre Alberto José Linero Gómez que ha trabajado en el canal caracol en diversos programas demuestra su gran inclinación a la música vallenata en especial hacia el artista Héctor “Pillao” Rodríguez.

El padre Alberto en sus diferentes intervenciones televisivas, radiales y además en la red ha dejado ver el gran apoyo y afecto que le tiene al “Pillao” Rodríguez no solo como un gran artista vallenato sino como una gran persona que da un ejemplo a seguir a la comunidad.

En la ultima publicación de su conocido portal “www.elmanestavivo.com” ha dejado plasmada una lectura de fe donde deja ver el gusto por el vallenato diciendo en un segmento de esta:

“El vallenato es uno de esos vehículos, a través de los cuales, nosotros, los que nacimos en esta región del mundo expresamos lo que somos y que no cabe en la las lógicas normales de la comunicación.
“Pillao” es un samario como yo, de esos que aprendimos frente al mar a querer la ciudad, nuestra historia y a cantar al compás de una Acordeón.”

Para Héctor “Pillao” Rodríguez es un privilegio y lo llena de mucho orgullo tener una persona tan importante para la comunidad cristiana y para el país entregándole un gran apoyo moral no solo para su carrera musical sino también para lo que es su vida y su crecimiento como persona.

A continuación Lectura De Fe por el padre Alberto José Linero Gómez:

La música es uno de los lenguajes a través de los cuales el hombre expresa eso que forma parte de su ser y no cabe sólo en la tacaña lógica de la argumentación. Sí, hay cosas que no se pueden decir usando la lógica aristotélica, sino que tienen que trascender en palabras mojadas de sentimientos e incrustarse en la poética. Por eso cuando vamos a enamorar es más fácil un verso, tararear una canción que hacer un discurso antropológico de lo que sentimos.
El vallenato es uno de esos vehículos, a través de los cuales, nosotros, los que nacimos en esta región del mundo expresamos lo que somos y que no cabe en la las lógicas normales de la comunicación. A través del vallenato le cantamos a la región y gritamos que es linda, como cuando Rafa Manjarrés le canta a la Guajira que se mete al océano así, como si pelear quisiera, como engreída, como altanera; también le podemos cantar a nuestras mujeres como cuando Diomedez Díaz le dice a esa morena que lo entusiasma cunado la mira, yo te necesito, mi amor, yo te necesito; se le puede cantar a un episodio de la historia al que no podemos asistir como cuando Rafa Manjarrés siente la ausencia sentimental de no estar en el Festival Vallenato; se le canta al hermano que nos acompañado durante toda la vida como Emilianito canta a Poncho, diciendo que ese es su hermano y que está con él porque la sangre llama; un vallenato le canta al amor que no pudo ser y prometemos, cual borracho mentiroso, que esta es la última canción que te compongo como diría Ivan Ovalle; un vallenato le canta al Dios de la Vida y a su presencia sostenedora como Leandro Díaz cuando dice que Dios no nos deja.
El vallenato nos expresa y nos dice, es esto tan cierto que hoy asistimos a un nuevo vallenato –algunos lo llaman “llorón”, otros “nueva ola”- que no es ni mejor ni peor que el otro, sino la respuesta a una sensibilidad distinta, que está marcada por el Internet, matizada por la tecnología, por los medios masivos de comunicación y en erupción constante de valores emergentes que nos hacen nuevos. Por eso, cuando escucho gritar al “Pillao” Ella se viste bonito y cada día se ve más bella, con ese sabor propio del Caribe, pero con la jovialidad y la sensibilidad de un joven del siglo XXI, entiendo entonces que estamos ante un nuevo buen expositor de este lenguaje musical. Y “Pillao” es un samario como yo, de esos que aprendimos frente al mar a querer la ciudad, nuestra historia y a cantar al compás de una acordeón. Estoy seguro de que este joven intérprete que ha venido recibiendo la aceptación del público, pronto será un gran referente de nuestro folklor, porque tiene todas las condiciones que se le exigen a un artista: talento musical, carisma, sabor, zupundún. Estoy seguro de que estos jóvenes universitarios que con dedicación entran al mundo musical, le aportarán al vallenato unas perspectivas que trascienden lo cotidiano y reciben un poco del seno de la academia. El “Pillao” tiene un buen presente, pero un excelente futuro. Ahora se le exige compromiso, dedicación, disciplina y seguir creciendo como persona, como músico y como intérprete. No me será extraño encontrarlo en el firmamento de las estrellas vallenatas y de esos que muchos tenemos “ídolos”, pronto espero ver sus trabajos musicales codeándose con los grandes de siempre como El cacique de la Junta, los Zuleta, Iván Villazón o Jorge Oñate; por eso que viva el vallenato y que cante El “Pillao”.

El popular carismático el padre Alberto José Linero Gómez que ha trabajado en el canal caracol en diversos programas demuestra su gran inclinación a la música vallenata en especial hacia el artista Héctor “Pillao” Rodríguez.

El padre Alberto en sus diferentes intervenciones televisivas, radiales y además en la red ha dejado ver el gran apoyo y afecto que le tiene al “Pillao” Rodríguez no solo como un gran artista vallenato sino como una gran persona que da un ejemplo a seguir a la comunidad.

En la ultima publicación de su conocido portal “www.elmanestavivo.com” ha dejado plasmada una lectura de fe donde deja ver el gusto por el vallenato diciendo en un segmento de esta:

“El vallenato es uno de esos vehículos, a través de los cuales, nosotros, los que nacimos en esta región del mundo expresamos lo que somos y que no cabe en la las lógicas normales de la comunicación.
“Pillao” es un samario como yo, de esos que aprendimos frente al mar a querer la ciudad, nuestra historia y a cantar al compás de una Acordeón.”

Para Héctor “Pillao” Rodríguez es un privilegio y lo llena de mucho orgullo tener una persona tan importante para la comunidad cristiana y para el país entregándole un gran apoyo moral no solo para su carrera musical sino también para lo que es su vida y su crecimiento como persona.

A continuación Lectura De Fe por el padre Alberto José Linero Gómez:

La música es uno de los lenguajes a través de los cuales el hombre expresa eso que forma parte de su ser y no cabe sólo en la tacaña lógica de la argumentación. Sí, hay cosas que no se pueden decir usando la lógica aristotélica, sino que tienen que trascender en palabras mojadas de sentimientos e incrustarse en la poética. Por eso cuando vamos a enamorar es más fácil un verso, tararear una canción que hacer un discurso antropológico de lo que sentimos.
El vallenato es uno de esos vehículos, a través de los cuales, nosotros, los que nacimos en esta región del mundo expresamos lo que somos y que no cabe en la las lógicas normales de la comunicación. A través del vallenato le cantamos a la región y gritamos que es linda, como cuando Rafa Manjarrés le canta a la Guajira que se mete al océano así, como si pelear quisiera, como engreída, como altanera; también le podemos cantar a nuestras mujeres como cuando Diomedez Díaz le dice a esa morena que lo entusiasma cunado la mira, yo te necesito, mi amor, yo te necesito; se le puede cantar a un episodio de la historia al que no podemos asistir como cuando Rafa Manjarrés siente la ausencia sentimental de no estar en el Festival Vallenato; se le canta al hermano que nos acompañado durante toda la vida como Emilianito canta a Poncho, diciendo que ese es su hermano y que está con él porque la sangre llama; un vallenato le canta al amor que no pudo ser y prometemos, cual borracho mentiroso, que esta es la última canción que te compongo como diría Ivan Ovalle; un vallenato le canta al Dios de la Vida y a su presencia sostenedora como Leandro Díaz cuando dice que Dios no nos deja.
El vallenato nos expresa y nos dice, es esto tan cierto que hoy asistimos a un nuevo vallenato –algunos lo llaman “llorón”, otros “nueva ola”- que no es ni mejor ni peor que el otro, sino la respuesta a una sensibilidad distinta, que está marcada por el Internet, matizada por la tecnología, por los medios masivos de comunicación y en erupción constante de valores emergentes que nos hacen nuevos. Por eso, cuando escucho gritar al “Pillao” Ella se viste bonito y cada día se ve más bella, con ese sabor propio del Caribe, pero con la jovialidad y la sensibilidad de un joven del siglo XXI, entiendo entonces que estamos ante un nuevo buen expositor de este lenguaje musical. Y “Pillao” es un samario como yo, de esos que aprendimos frente al mar a querer la ciudad, nuestra historia y a cantar al compás de una acordeón. Estoy seguro de que este joven intérprete que ha venido recibiendo la aceptación del público, pronto será un gran referente de nuestro folklor, porque tiene todas las condiciones que se le exigen a un artista: talento musical, carisma, sabor, zupundún. Estoy seguro de que estos jóvenes universitarios que con dedicación entran al mundo musical, le aportarán al vallenato unas perspectivas que trascienden lo cotidiano y reciben un poco del seno de la academia. El “Pillao” tiene un buen presente, pero un excelente futuro. Ahora se le exige compromiso, dedicación, disciplina y seguir creciendo como persona, como músico y como intérprete. No me será extraño encontrarlo en el firmamento de las estrellas vallenatas y de esos que muchos tenemos “ídolos”, pronto espero ver sus trabajos musicales codeándose con los grandes de siempre como El cacique de la Junta, los Zuleta, Iván Villazón o Jorge Oñate; por eso que viva el vallenato y que cante El “Pillao”.

El popular carismático el padre Alberto José Linero Gómez que ha trabajado en el canal caracol en diversos programas demuestra su gran inclinación a la música vallenata en especial hacia el artista Héctor “Pillao” Rodríguez.

El padre Alberto en sus diferentes intervenciones televisivas, radiales y además en la red ha dejado ver el gran apoyo y afecto que le tiene al “Pillao” Rodríguez no solo como un gran artista vallenato sino como una gran persona que da un ejemplo a seguir a la comunidad.

En la ultima publicación de su conocido portal “www.elmanestavivo.com” ha dejado plasmada una lectura de fe donde deja ver el gusto por el vallenato diciendo en un segmento de esta:

“El vallenato es uno de esos vehículos, a través de los cuales, nosotros, los que nacimos en esta región del mundo expresamos lo que somos y que no cabe en la las lógicas normales de la comunicación.
“Pillao” es un samario como yo, de esos que aprendimos frente al mar a querer la ciudad, nuestra historia y a cantar al compás de una Acordeón.”

Para Héctor “Pillao” Rodríguez es un privilegio y lo llena de mucho orgullo tener una persona tan importante para la comunidad cristiana y para el país entregándole un gran apoyo moral no solo para su carrera musical sino también para lo que es su vida y su crecimiento como persona.

A continuación Lectura De Fe por el padre Alberto José Linero Gómez:

La música es uno de los lenguajes a través de los cuales el hombre expresa eso que forma parte de su ser y no cabe sólo en la tacaña lógica de la argumentación. Sí, hay cosas que no se pueden decir usando la lógica aristotélica, sino que tienen que trascender en palabras mojadas de sentimientos e incrustarse en la poética. Por eso cuando vamos a enamorar es más fácil un verso, tararear una canción que hacer un discurso antropológico de lo que sentimos.
El vallenato es uno de esos vehículos, a través de los cuales, nosotros, los que nacimos en esta región del mundo expresamos lo que somos y que no cabe en la las lógicas normales de la comunicación. A través del vallenato le cantamos a la región y gritamos que es linda, como cuando Rafa Manjarrés le canta a la Guajira que se mete al océano así, como si pelear quisiera, como engreída, como altanera; también le podemos cantar a nuestras mujeres como cuando Diomedez Díaz le dice a esa morena que lo entusiasma cunado la mira, yo te necesito, mi amor, yo te necesito; se le puede cantar a un episodio de la historia al que no podemos asistir como cuando Rafa Manjarrés siente la ausencia sentimental de no estar en el Festival Vallenato; se le canta al hermano que nos acompañado durante toda la vida como Emilianito canta a Poncho, diciendo que ese es su hermano y que está con él porque la sangre llama; un vallenato le canta al amor que no pudo ser y prometemos, cual borracho mentiroso, que esta es la última canción que te compongo como diría Ivan Ovalle; un vallenato le canta al Dios de la Vida y a su presencia sostenedora como Leandro Díaz cuando dice que Dios no nos deja.
El vallenato nos expresa y nos dice, es esto tan cierto que hoy asistimos a un nuevo vallenato –algunos lo llaman “llorón”, otros “nueva ola”- que no es ni mejor ni peor que el otro, sino la respuesta a una sensibilidad distinta, que está marcada por el Internet, matizada por la tecnología, por los medios masivos de comunicación y en erupción constante de valores emergentes que nos hacen nuevos. Por eso, cuando escucho gritar al “Pillao” Ella se viste bonito y cada día se ve más bella, con ese sabor propio del Caribe, pero con la jovialidad y la sensibilidad de un joven del siglo XXI, entiendo entonces que estamos ante un nuevo buen expositor de este lenguaje musical. Y “Pillao” es un samario como yo, de esos que aprendimos frente al mar a querer la ciudad, nuestra historia y a cantar al compás de una acordeón. Estoy seguro de que este joven intérprete que ha venido recibiendo la aceptación del público, pronto será un gran referente de nuestro folklor, porque tiene todas las condiciones que se le exigen a un artista: talento musical, carisma, sabor, zupundún. Estoy seguro de que estos jóvenes universitarios que con dedicación entran al mundo musical, le aportarán al vallenato unas perspectivas que trascienden lo cotidiano y reciben un poco del seno de la academia. El “Pillao” tiene un buen presente, pero un excelente futuro. Ahora se le exige compromiso, dedicación, disciplina y seguir creciendo como persona, como músico y como intérprete. No me será extraño encontrarlo en el firmamento de las estrellas vallenatas y de esos que muchos tenemos “ídolos”, pronto espero ver sus trabajos musicales codeándose con los grandes de siempre como El cacique de la Junta, los Zuleta, Iván Villazón o Jorge Oñate; por eso que viva el vallenato y que cante El “Pillao”.