Y la historia continuara
Fuente: dobleZZeta @dobleZZeta – www.doblezzeta.co | Fecha: 2014-05-28 | Visitas: 3038
Muchas cosas han cambiado en la vida de Martín Elías en los últimos años. Se encontró con el reconocimiento después de cantar –Ábrete-, el último éxito natural que sonó la música Vallenata nacionalmente. Se vio obligado a abandonar el proyecto por el que trabajó seis años cuando había llegado el momento de disfrutarlo después de trabajarlo incansablemente. Esa penosa situación lo llevó a unir su canto al acordeón con más cartel en los últimos diez años, quién también estaba viviendo una dolorosa separación musical. Y quizá, lo más complicado de asimilar, tuvo que ver durmiendo a su ejemplo, su espejo, su mentor y su papá, pero el sueño de aquellos que esperan despertar en lo eterno. Si existen momentos que marcan el camino de las personas, ese, creería yo, será el que seguramente terminará marcando su paso por la música.
Prepararse para los cambios es una tarea compleja. La experiencia es muchas veces, quien mejor cumple la función de guía en esos momentos. Nunca imaginó Martín que, cuando vinieron a su mente los primeros versos de La historia continúa, se estaba preparando para algo. Tampoco pensó que, dejándose guiar por su compañero de fórmula, escogiendo canciones con más contenido para incluirlas en su futuro trabajo musical, también estaba preparándose para afrontar la dura tarea de responderle a quienes vieron en él, el idóneo candidato para intentar llenar el vacío que su padre dejó con la inesperada partida. La pérdida de la figura más descollante de la historia del Vallenato, es imposible de suplir. Pero mal sería, una vez aceptada la situación, quedarse solo con el recuerdo, sin aceptar que, siendo grande el vacío, la responsabilidad está en mantener sus ideales vigentes. Diomedes, luchó hasta el último CD por interpretar un vallenato bien logrado. Letras con mensaje, melodías que contagiaran a quienes las escuchaban, sin perderse fácilmente en el recuerdo. El Cacique, siempre hizo un vallenato con sentido, y la vida le regaló el honor de hacerse inmortal en la historia de su país. ¿Por qué no intentar seguir con su legado sin perder un ápice del estilo que se supo formar?
El primer gran reto que tuvieron en su cabeza cantor y acordeonero, fue el de intentar capturar un sonido que se asemejara al que dejaron en los ochenta y principio de los noventa, Diomedes, Zuleta, Oñate, Orozco y esa pequeña legión de artistas en la que se sustenta aún nuestro folclor. La tarea la pudieron llevar a cabo, al unir la experiencia en el concepto de una persona que bien supo trabajar en esa época –Alfonso Abril-, con el conocimiento y profesionalismo de dos talentosos productores del momento –Lucho Ortega y Marlon Gutiérrez-. Esa simbiosis musical tuvo como resultado encontrarnos con un sonido fresco; donde es posible escuchar cada instrumento con claridad –tenía tiempo sin sentir el golpe seco de una caja, ausente de lujo en los últimos años-; donde voz y acordeón siguen manteniendo el liderazgo, pero respaldadas por la claridad de los otros instrumentos. Para quienes nos gusta recordar esa época –ochentas y noventas-, es reconfortante saber que pueden volver estos sonidos, y sentir que podemos transportarnos hacia ella sin tener que volver a escuchar lo que se hizo en ese entonces. La historia continúa, cumplió con creces en ese aspecto y nos dejó un sonido novedoso.
El ser humano es, por naturaleza, reacio a los cambios, mas, cuando estos llevan a modificar situaciones que fueron exitosas. El estilo que se ha ido haciendo a pulso, el hijo del Cacique, ha logrado que se le identifique con lo que él suele llamar: la soyadera. El siguiente reto, era enfrentar a Martín, a un universo al que supo llegar hace un par de años cuando quiso hacerles un homenaje a los cantores con quienes creció –Homenaje a los grandes-. Sólo que en esta oportunidad, debía enfrentarse a versos y melodías inéditas para él. Si con el sonido me encontré una bonita sorpresa; escuchándole interpretar composiciones de “Chiche” Maestre, Aurelio Nuñez y Jorge Valbuena, me emocioné, por comprobar que en las nuevas generaciones hay talento suficiente para que las canciones de este estilo, no mueran. En la voz hubo evolución, quizá, por la experiencia que da cada año cantando y por el compromiso que siento, tomó como propio Martin al sufrir la pérdida de su papá.
La frase que tal vez marcó a Juancho de la Espriella, después de haber grabado su primer CD en este nuevo proceso, no pensó escucharla de esa persona. Que alguien te diga: tú no tenías nada que demostrar; cuando el resto aplaudía por haber liberado una cantidad de arreglos que estaban represados, en el momento pudo incomodar, pero siento que, fue el inicio para que él se liberara de presiones y su acordeón quedara plasmada de esta manera. Categoría. Con esa palabra defino su participación en este trabajo musical. Juan Mario, es el paradigma de todo acordeonero que graba Vallenato comercial. Sus críticos, aún no se explican el porqué de su éxito. A ellos, conocedores al detalle del instrumento líder, les sigue costando comprender que al consumidor de música, poco le interesa cuántas veces falla en vivo, o, si es desordenado al momento de arreglar sus canciones. A quien lo escucha solo le interesa lo que él le transmite y cómo lo hace. Por eso, con 20 años dentro del folclor -10 de ellos siendo un referente- sigue manteniéndose vigente.
De las 15 canciones que vienen en el CD, no hablaré al detalle. Soy respetuoso de los gustos de mis pares y, no intentaré influenciarles recomendando lo que a mí me transmite. Pero como sé que este post no tendría sentido para usted, si no le hablo del contenido, dividiré el repertorio en cuatro partes. En la primera, van las canciones románticas con sentido Vallenato (10 razones para amarte, Soy tuyo, Los mil clavos de mi cruz y El verdadero campeón). La madurez del CD está reunido acá. Letras que solo hasta este trabajo se atrevió a interpretar Martín, con resultados a la vista. En el segundo grupo, van las juveniles (El fantasma, Me vive coqueteando, Muchachita loca y Ese man no te luce). Con 24 años, sería una estupidez pedir que no cante este tipo de canciones. El grueso de sus seguidores está en ese target, y también tiene derecho a sentirse identificado. Las canciones de “la soyadera” son cuatro (El hombre cinco estrellas, El Buda, No tiene tumba´o y Pura pólvora). El sentir de Martín Elías, está acá. Es su carta de presentación hasta este momento, y es por lo que hoy se le reconoce. En el último grupo están (Échate pa´allá, La novia del compadre y La historia continúa). Canciones de corte parrandero, de esas que son del gusto de jóvenes y adultos. Como pueden ver, hay variedad a la hora de escuchar, pero, con dos canciones que para mí, tienen todo para volverse éxitos nacionales si se les sabe trabajar. Sí, las mismas que le gustaron a usted, a su amigo, al vecino, y por supuesto, a mí.
Los errores son oportunidades para mejorar, dicen por ahí. Hay un par de cosas que tienen espacio para la mejora. Hay en pequeños detalles como: el contraste de color/letra en los créditos del CD; poca previsión en las cantidades distribuidas por su casa disquera e imperfectos mínimos de producción, parte del éxito total. Soy un convencido que, habiendo superado con creces todas mis expectativas, Martín y Juancho, aún no han alcanzado su techo artístico. Así que preparémonos para más trabajos como este, porque la historia continuará.
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