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El Insuperable Juancho Rois

Fuente: Crónica por Juan Rincón Vanegas | Fecha: 2014-11-23 | Visitas: 5550

El Insuperable Juancho Rois

La noche del lunes 21 de noviembre de 1994 fue triste para el folclor vallenato al encontrar la muerte en accidente aéreo ocurrido en “El Tigre”, estado Anzoátegui, Venezuela, el acordeonero Juancho Rois y sus compañeros Eudes Granados y Rangel “El Maño” Torres,

Veinte años después, el recuerdo de Juan Humberto Rois Zúñiga, sigue rondando por Valledupar, exactamente en la calle 9 No. 11A - 20 del barrio San Carlos, casa donde vivió buena parte de su vida.

Allí, todavía vive Luis Eduardo María Canova Gutiérrez, más conocido como “Purito” Canova, quien conoció a Juancho Rois como ninguno.

La historia comienza cuando “Purito”, a quien desde niño lo llamaron así por haber nacido un 8 de diciembre, día de la Purísima Inmaculada Concepción, comenzó en San Juan del Cesar, La Guajira, a direccionar sus miradas y su corazón en Carmen Rois, tía de Juancho Rois.

“Puedo decir que Juancho, indirectamente fue el que hizo posible que me acercara más a Carmen”. Entonces con los recuerdos juntos y la nostalgia a su lado, comienza a narrar. “La mamá de Juancho, Dalia Zúñiga, en busca del bienestar de su hijo, se fue a trabajar a Venezuela y lo dejó, tenía como tres meses, al cuido de su amiga Mélida Coronado. Una vez pasé por el lugar ella me dijo que el niño estaba enfermo con gastroenteritis y enseguida le avisé a Carmen. Fuimos y lo llevamos al doctor Juan Humberto Marengo, quien lo trató y se recuperó”.

En ese momento sonríe y señala: “Las visitas se hicieron frecuentes a la casa de Mélida para ver a Juancho y de pasó afianzar nuestro bello amor”. Baja la cabeza con la finalidad de dibujar en su mente ese recuerdo y continúa: “Viendo y llevándole detalles a Juancho acordamos casarnos, y además llevárnoslo a vivir con nosotros, primero en San Juan del Cesar y después en Valledupar”.

El recuerdo de ese amor lo ataca y se refleja en sus lágrimas, y entonces señala: “Carmen, fue la segunda mamá de Juancho. Ella, lo sacó adelante y era nuestro hijo mayor. Le dimos amor, estudios en Villanueva, Valledupar y Bogotá, lo encaminamos por la mejor senda y con el apoyo de muchos llegó a ser ese acordeonero Insuperable e inolvidable”.

“Puro”, como le decía Juancho, dice que la imagen que conserva de este consagrado artista es cuando tomaba su chinchorro guajiro y lo colgaba en un palo de caucho a un lado de la casa. Se va hasta el lugar y lo muestra. Luego, dice que tomaba su acordeón y se acostaba a sacarle notas y más notas. “Los vecinos dejaban sus quehaceres y se aglomeraban a escucharlo. Eso era frecuente. Era un paseo por las canciones que interpretaba”.

Todos los recuerdos juntos

Al entrar a la casa por todas partes están varios cuadros cuya figura central es Juancho Rois. Parece que el tiempo no hubiera pasado y lo mejor es cuando “Purito” Canova, saca de una de las habitaciones los recuerdos tangibles: una gran cantidad de trofeos, placas, pergaminos, tres Congos de Oro, y el máximo premio cuando al lado de Diomedes Díaz, ganó en noviembre de 1993 al otorgarle la Sony Music el Cuádruple Disco de Platino por las ventas millonarias de la producción musical “Titulo de amor”.

Como por arte de magia van apareciendo botas, zapatos, camisas, camisetas, pantalones de todos los colores que usaba el artista en diversas presentaciones. Finalmente saca el sombrero con el que Juancho Rois participó en el Festival de la Leyenda Vallenata de 1991.

Después de este paseo por los enseres que dejó el artista, regresa a contar que la mayoría de sus canciones las hizo en la casa y citó a: “Déjala”, “Por qué razón”, “No hay tierra como mi tierra”, “Señor locutor”, “Señor Doctor”, Reconcilio”, “Acabaste con mi vida” y “El vallerengue” entre otras.

“Mi costumbre era aconsejarlo en que el arranque de la canción era lo que valía, aunque después se durmiera un poco el acordeón y así lo hacía. Eso nació con él, fue un monstruo del acordeón. Precisamente cuando grabó el primer disco con Juan Piña lo bautizaron “El fuete”, por la canción de Roberto Calderón. Y cita que en la carrera musical en los discos que grabó Juancho Rois, lo saludaron más de 15 veces.

También que los primeros en saber del matrimonio de Juancho con Jenny Dereix fueron él y sus hijos Luis y Carmen Elisa. “Ese fue mucho amor corto, pero bonito donde nació Juanchito, quien ha venido varias veces a la casa para ver todo lo que dejó su papá y admirar su grandeza”.

Entonces vuelve a tocar el tema de la despedida para siempre de Juancho Rois y señala: “En la vida he recibido varios golpes, como la muerte de familiares y amigos, pero estos fueron letales, el de mi señora Carmen, el seis de septiembre de 1986 y de Juancho Rois, hace 20 años. Para darme la noticia de Juancho, me comenzaron a hablar de la vida y demás cosas y después me dijeron. No supe donde quedé porque se iba el hombre, el amigo que conocí como ninguno y que vi llenarse de gloria por ser gran acordeonero, que amó con todas sus fuerzas a los suyos y tuvo una calidad humana inigualable”.

La entrevista se interrumpió largo rato. Había que respetar el silencio mezclado con lágrimas, porque cuando un hombre llora se debe a que los recuerdos le sacuden hasta el corazón del alma.

Al final citó las canciones que más le gustaban porque el desempeño de Juancho Rois con el acordeón fue extraordinario: “Lucero espiritual” y “Shio, Shio” de Juancho Polo Valencia.

“Mucho hombre Insuperable para tocar el acordeón, que Dios lo tenga en la gloria”, exclamó “Purito” Canova.

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El Insuperable Juancho Rois

Fuente: Crónica por Juan Rincón Vanegas | Fecha: 2014-11-23 | Visitas: 5550

El Insuperable Juancho Rois

La noche del lunes 21 de noviembre de 1994 fue triste para el folclor vallenato al encontrar la muerte en accidente aéreo ocurrido en “El Tigre”, estado Anzoátegui, Venezuela, el acordeonero Juancho Rois y sus compañeros Eudes Granados y Rangel “El Maño” Torres,

Veinte años después, el recuerdo de Juan Humberto Rois Zúñiga, sigue rondando por Valledupar, exactamente en la calle 9 No. 11A - 20 del barrio San Carlos, casa donde vivió buena parte de su vida.

Allí, todavía vive Luis Eduardo María Canova Gutiérrez, más conocido como “Purito” Canova, quien conoció a Juancho Rois como ninguno.

La historia comienza cuando “Purito”, a quien desde niño lo llamaron así por haber nacido un 8 de diciembre, día de la Purísima Inmaculada Concepción, comenzó en San Juan del Cesar, La Guajira, a direccionar sus miradas y su corazón en Carmen Rois, tía de Juancho Rois.

“Puedo decir que Juancho, indirectamente fue el que hizo posible que me acercara más a Carmen”. Entonces con los recuerdos juntos y la nostalgia a su lado, comienza a narrar. “La mamá de Juancho, Dalia Zúñiga, en busca del bienestar de su hijo, se fue a trabajar a Venezuela y lo dejó, tenía como tres meses, al cuido de su amiga Mélida Coronado. Una vez pasé por el lugar ella me dijo que el niño estaba enfermo con gastroenteritis y enseguida le avisé a Carmen. Fuimos y lo llevamos al doctor Juan Humberto Marengo, quien lo trató y se recuperó”.

En ese momento sonríe y señala: “Las visitas se hicieron frecuentes a la casa de Mélida para ver a Juancho y de pasó afianzar nuestro bello amor”. Baja la cabeza con la finalidad de dibujar en su mente ese recuerdo y continúa: “Viendo y llevándole detalles a Juancho acordamos casarnos, y además llevárnoslo a vivir con nosotros, primero en San Juan del Cesar y después en Valledupar”.

El recuerdo de ese amor lo ataca y se refleja en sus lágrimas, y entonces señala: “Carmen, fue la segunda mamá de Juancho. Ella, lo sacó adelante y era nuestro hijo mayor. Le dimos amor, estudios en Villanueva, Valledupar y Bogotá, lo encaminamos por la mejor senda y con el apoyo de muchos llegó a ser ese acordeonero Insuperable e inolvidable”.

“Puro”, como le decía Juancho, dice que la imagen que conserva de este consagrado artista es cuando tomaba su chinchorro guajiro y lo colgaba en un palo de caucho a un lado de la casa. Se va hasta el lugar y lo muestra. Luego, dice que tomaba su acordeón y se acostaba a sacarle notas y más notas. “Los vecinos dejaban sus quehaceres y se aglomeraban a escucharlo. Eso era frecuente. Era un paseo por las canciones que interpretaba”.

Todos los recuerdos juntos

Al entrar a la casa por todas partes están varios cuadros cuya figura central es Juancho Rois. Parece que el tiempo no hubiera pasado y lo mejor es cuando “Purito” Canova, saca de una de las habitaciones los recuerdos tangibles: una gran cantidad de trofeos, placas, pergaminos, tres Congos de Oro, y el máximo premio cuando al lado de Diomedes Díaz, ganó en noviembre de 1993 al otorgarle la Sony Music el Cuádruple Disco de Platino por las ventas millonarias de la producción musical “Titulo de amor”.

Como por arte de magia van apareciendo botas, zapatos, camisas, camisetas, pantalones de todos los colores que usaba el artista en diversas presentaciones. Finalmente saca el sombrero con el que Juancho Rois participó en el Festival de la Leyenda Vallenata de 1991.

Después de este paseo por los enseres que dejó el artista, regresa a contar que la mayoría de sus canciones las hizo en la casa y citó a: “Déjala”, “Por qué razón”, “No hay tierra como mi tierra”, “Señor locutor”, “Señor Doctor”, Reconcilio”, “Acabaste con mi vida” y “El vallerengue” entre otras.

“Mi costumbre era aconsejarlo en que el arranque de la canción era lo que valía, aunque después se durmiera un poco el acordeón y así lo hacía. Eso nació con él, fue un monstruo del acordeón. Precisamente cuando grabó el primer disco con Juan Piña lo bautizaron “El fuete”, por la canción de Roberto Calderón. Y cita que en la carrera musical en los discos que grabó Juancho Rois, lo saludaron más de 15 veces.

También que los primeros en saber del matrimonio de Juancho con Jenny Dereix fueron él y sus hijos Luis y Carmen Elisa. “Ese fue mucho amor corto, pero bonito donde nació Juanchito, quien ha venido varias veces a la casa para ver todo lo que dejó su papá y admirar su grandeza”.

Entonces vuelve a tocar el tema de la despedida para siempre de Juancho Rois y señala: “En la vida he recibido varios golpes, como la muerte de familiares y amigos, pero estos fueron letales, el de mi señora Carmen, el seis de septiembre de 1986 y de Juancho Rois, hace 20 años. Para darme la noticia de Juancho, me comenzaron a hablar de la vida y demás cosas y después me dijeron. No supe donde quedé porque se iba el hombre, el amigo que conocí como ninguno y que vi llenarse de gloria por ser gran acordeonero, que amó con todas sus fuerzas a los suyos y tuvo una calidad humana inigualable”.

La entrevista se interrumpió largo rato. Había que respetar el silencio mezclado con lágrimas, porque cuando un hombre llora se debe a que los recuerdos le sacuden hasta el corazón del alma.

Al final citó las canciones que más le gustaban porque el desempeño de Juancho Rois con el acordeón fue extraordinario: “Lucero espiritual” y “Shio, Shio” de Juancho Polo Valencia.

“Mucho hombre Insuperable para tocar el acordeón, que Dios lo tenga en la gloria”, exclamó “Purito” Canova.

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Fuente: Crónica por Juan Rincón Vanegas | Fecha: 2014-11-23 | Visitas: 5550

El Insuperable Juancho Rois

La noche del lunes 21 de noviembre de 1994 fue triste para el folclor vallenato al encontrar la muerte en accidente aéreo ocurrido en “El Tigre”, estado Anzoátegui, Venezuela, el acordeonero Juancho Rois y sus compañeros Eudes Granados y Rangel “El Maño” Torres,

Veinte años después, el recuerdo de Juan Humberto Rois Zúñiga, sigue rondando por Valledupar, exactamente en la calle 9 No. 11A - 20 del barrio San Carlos, casa donde vivió buena parte de su vida.

Allí, todavía vive Luis Eduardo María Canova Gutiérrez, más conocido como “Purito” Canova, quien conoció a Juancho Rois como ninguno.

La historia comienza cuando “Purito”, a quien desde niño lo llamaron así por haber nacido un 8 de diciembre, día de la Purísima Inmaculada Concepción, comenzó en San Juan del Cesar, La Guajira, a direccionar sus miradas y su corazón en Carmen Rois, tía de Juancho Rois.

“Puedo decir que Juancho, indirectamente fue el que hizo posible que me acercara más a Carmen”. Entonces con los recuerdos juntos y la nostalgia a su lado, comienza a narrar. “La mamá de Juancho, Dalia Zúñiga, en busca del bienestar de su hijo, se fue a trabajar a Venezuela y lo dejó, tenía como tres meses, al cuido de su amiga Mélida Coronado. Una vez pasé por el lugar ella me dijo que el niño estaba enfermo con gastroenteritis y enseguida le avisé a Carmen. Fuimos y lo llevamos al doctor Juan Humberto Marengo, quien lo trató y se recuperó”.

En ese momento sonríe y señala: “Las visitas se hicieron frecuentes a la casa de Mélida para ver a Juancho y de pasó afianzar nuestro bello amor”. Baja la cabeza con la finalidad de dibujar en su mente ese recuerdo y continúa: “Viendo y llevándole detalles a Juancho acordamos casarnos, y además llevárnoslo a vivir con nosotros, primero en San Juan del Cesar y después en Valledupar”.

El recuerdo de ese amor lo ataca y se refleja en sus lágrimas, y entonces señala: “Carmen, fue la segunda mamá de Juancho. Ella, lo sacó adelante y era nuestro hijo mayor. Le dimos amor, estudios en Villanueva, Valledupar y Bogotá, lo encaminamos por la mejor senda y con el apoyo de muchos llegó a ser ese acordeonero Insuperable e inolvidable”.

“Puro”, como le decía Juancho, dice que la imagen que conserva de este consagrado artista es cuando tomaba su chinchorro guajiro y lo colgaba en un palo de caucho a un lado de la casa. Se va hasta el lugar y lo muestra. Luego, dice que tomaba su acordeón y se acostaba a sacarle notas y más notas. “Los vecinos dejaban sus quehaceres y se aglomeraban a escucharlo. Eso era frecuente. Era un paseo por las canciones que interpretaba”.

Todos los recuerdos juntos

Al entrar a la casa por todas partes están varios cuadros cuya figura central es Juancho Rois. Parece que el tiempo no hubiera pasado y lo mejor es cuando “Purito” Canova, saca de una de las habitaciones los recuerdos tangibles: una gran cantidad de trofeos, placas, pergaminos, tres Congos de Oro, y el máximo premio cuando al lado de Diomedes Díaz, ganó en noviembre de 1993 al otorgarle la Sony Music el Cuádruple Disco de Platino por las ventas millonarias de la producción musical “Titulo de amor”.

Como por arte de magia van apareciendo botas, zapatos, camisas, camisetas, pantalones de todos los colores que usaba el artista en diversas presentaciones. Finalmente saca el sombrero con el que Juancho Rois participó en el Festival de la Leyenda Vallenata de 1991.

Después de este paseo por los enseres que dejó el artista, regresa a contar que la mayoría de sus canciones las hizo en la casa y citó a: “Déjala”, “Por qué razón”, “No hay tierra como mi tierra”, “Señor locutor”, “Señor Doctor”, Reconcilio”, “Acabaste con mi vida” y “El vallerengue” entre otras.

“Mi costumbre era aconsejarlo en que el arranque de la canción era lo que valía, aunque después se durmiera un poco el acordeón y así lo hacía. Eso nació con él, fue un monstruo del acordeón. Precisamente cuando grabó el primer disco con Juan Piña lo bautizaron “El fuete”, por la canción de Roberto Calderón. Y cita que en la carrera musical en los discos que grabó Juancho Rois, lo saludaron más de 15 veces.

También que los primeros en saber del matrimonio de Juancho con Jenny Dereix fueron él y sus hijos Luis y Carmen Elisa. “Ese fue mucho amor corto, pero bonito donde nació Juanchito, quien ha venido varias veces a la casa para ver todo lo que dejó su papá y admirar su grandeza”.

Entonces vuelve a tocar el tema de la despedida para siempre de Juancho Rois y señala: “En la vida he recibido varios golpes, como la muerte de familiares y amigos, pero estos fueron letales, el de mi señora Carmen, el seis de septiembre de 1986 y de Juancho Rois, hace 20 años. Para darme la noticia de Juancho, me comenzaron a hablar de la vida y demás cosas y después me dijeron. No supe donde quedé porque se iba el hombre, el amigo que conocí como ninguno y que vi llenarse de gloria por ser gran acordeonero, que amó con todas sus fuerzas a los suyos y tuvo una calidad humana inigualable”.

La entrevista se interrumpió largo rato. Había que respetar el silencio mezclado con lágrimas, porque cuando un hombre llora se debe a que los recuerdos le sacuden hasta el corazón del alma.

Al final citó las canciones que más le gustaban porque el desempeño de Juancho Rois con el acordeón fue extraordinario: “Lucero espiritual” y “Shio, Shio” de Juancho Polo Valencia.

“Mucho hombre Insuperable para tocar el acordeón, que Dios lo tenga en la gloria”, exclamó “Purito” Canova.

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